Capítulo 30 "Nelly"

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Blake

Es virgen.

Ella es virgen, debí haberlo imaginado, en el momento en que su cara se llenó de pánico cuando traté de tocarla, como se tensaba bajo mi tacto.

Me levanté de la cama y caminé hasta la puerta, la abrí y luego fuí a sentarme en la silla frente a mí escritorio, encendí un cigarrillo y comencé a fumarlo.

—Puedes irte—dije mientras soltaba el humo.

—¿Estás molesto...?—preguntó temerosa

—Claro que no, no tendría porqué. 

—¿Entonces?

Apagué el cigarrillo contra la madera del escritorio. Me levanté y me puse frente a ella, que aún seguía desnuda en la cama, con la respiración pesada por el orgasmo que acababa de tener.

—Entonces... ¿Quieres que te folle?

Su cerebro parecío reaccionar y buscó la playera que me pertenecía, la cual se encontraba a un lado de ella.

Cher...—detuve su brazo cuando intento pasar la playera sobre su cabeza.

—Déjame, no quiero estar desnuda—dijo en tono suplicante, sin mirarme a los ojos.

—No te avergüences de tu cuerpo, ni de tu placer—tomé la sábana y cubrí su desnudes—Eres hermosa, tan hermosa que no puedo creer que estés aquí, en mí cama así..., Ni siquiera puedo creer que tú te hayas fijado en mí.

—Blake...

—Scar, no me molesta que seas virgen, nunca me ha importado eso en una chica—me miró—. Por muy increíble que te parezca—le sujeté el mentón—Sí tú quieres dejar que yo sea el primer hombre que pueda tocarte, está bien, solo sí tú quieres

—No lo sé...

—¿Por qué estás tan confundida?—quería saber el porqué Scarlett trataba de detener esto, solo éramos dos jóvenes sintiendo deseo, no había más.

—No lo sé Blake, no puedo entenderlo

—Solo déjate llevar, en unas semanas tú y yo nos aburriremos de esto.

—¿Y sí no?—preguntó...¿Asustada?

—Scarlett. No puedes enamorarte de mí, no es una orden, ni una petición. Es un hecho, ya te dije todo lo que soy y creo que con eso es suficiente—le acaricié la nuca.

—¿Nos aburriremos?—alzó la mirada, ahora estaba sentada en la orilla de la cama.

—Sí—dije y luego acaricié su mandíbula.

—No voy a enamorarme—dijo más bien para ella misma y entonces con mi pulgar toqué su labio inferior.

—Follame Blake—lo dijo sin pena, lo que provocó que mi erección creciera bajo mis pantalones de chandal.

La despoje de la sábana que cubría su esbelto y pequeño cuerpo, la tomé de los muslos y la alcé. Ella enredo sus piernas alrededor de mi cintura y sus brazos se fueron al rededor de mi cabello.

Tienes tres costillas rotas.

A la mierda las costillas rotas, deseaba cumplir las fantasías que habían rondado mi mente durante semanas. Quería estar dentro de Scarlett, darle placer, que fuera mía, que yo fuera la razón de su placer, quería poseerla.

Mi mano viajó hasta su intimidad y  apreté mi palma contra su hueso pélvico, dónde se encontraba su punto débil. Ella echó la cabeza hacía atrás y soltó un pequeño gemido.

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