Capítulo 50 "Solo"

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Blake

Miro el reloj del buró, que me anuncia la hora.

5:58 A. M.

El cielo comienza a esclarecerse. La luna va desapareciendo poco a poco. Y decido que es hora de parar cuando Scarlett sonríe pero sus ojos ya empiezan a cerrarse.

Saco el miembro del interior de Scarlett y está suspira y sonríe  lentamente, se da la vuelta. Y suelta un profundo bostezo.

Enredo mi brazo en su cintura y la pegó a mi pecho.

—A dormir—dice y se acomoda a su gusto en la almohada.

—Todavía no sale el sol—le recuerdo y muerdo el lóbulo de su oreja bromeando.

—Estoy sintiendo la resaca—me dice y sus párpados se cierran lentamente.

Sonrío mirando como se queda totalmente dormida.

Yo por el contrario no puedo pegar el ojo. Ahora que Scarlett está dormida me he quedado solo, con la voz de mi conciencia, que me recuerda los malestares que me aquejan.

Phillippe.

Alinor.

Mamá.

Deudas.

Peleas.

Entrenamientos.

Necesito algo para hacer que Phillippe me suelte, ya que me tiene entre sus manos. Me siento como un puto ratón al cual un gato desea despedazar.

Podría matarlo..., podría hacerlo, sería una pena que amaneciera colgado de un puente, con la garganta rebanada...

Me levanto de la cama y paso saliva cuando me doy cuenta de mis pensamientos. Miró a la hermosa tentación que duerme plácidamente en mi cama y sacudo la cabeza.

No, no podría matar a Phillippe, no es lo correcto.

«Pero él sí me mataría a mí»

Sé que lo haría ya que Phillippe no hubiese movido todos sus negocios de New York a Montana, solo por dinero, este es un pueblo al fin de cuentas, no hay mucha acción y flujo de ganancias.

Ese pedazo de mierda vino por algo o por alguien y tenía la inmensa sospecha de; que ese alguien era yo.

Pero no sabía por qué, pude ser porqué casí a mato a su hermano a golpes. Tal vez por accidente revelé los negocios sucios que papá tenía con él y más gente, pero creo que fue más que nada por el hecho de que ahora Adam Jones está en Reino Unido pagando una condena de treinta años, por violencia doméstica y lavado de dinero.

El pensamiento me hace sonreír.

«Ojala lo muerda una rata y le de rabia, espero que se retuerza de puro dolor en su asquerosa celda»

El punto es que Phillippe Jones vino por mí y yo como el tremendo estúpido que soy fuí a él, desesperado por ayuda ¿Y que recibí? Nada, el maldito perro me tiene peleando para él, como si yo fuera un puto robot de combate, las ventas en el Classic han subido desde que me corone como invicto, me siento como un mono cilindrero que escogió mierda en vez de chocolate, soy tan patético al estar pelando en un lugar como ese: para personas sádicas y ricas, que solo desean complacer un poco de la sed de sangre que tienen, un montón de locos reprimidos que cada noche gritan y se emocionan por mis triunfos y hacen apuestas fuertes.

Pero hay algo que me da vergüenza y es que; No me disgusta medio matar a mis contrincantes.

Siento que es una forma—insana—pero efectiva y conveniente para mí.

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