Capitulo 60 "Oscuridad"

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Scarlett

No sabía exactamente qué pasaba conmigo, pero lo que sí podía deducir es que: No estaba bien.

Debería estar llorando, pero no he derramado ni una sola lágrima. Debería estar luchando, pero no me he movido ni un poco. Debería gritar, pero no he hecho ningún ruido durante esta casi media hora.

Phillippe se había apropiado de mi anatomía de varias formas, tocó mi cuerpo hasta que no hubo ningún centímetro de piel que sus dedos no hubieran acariciado.

Solo podía pensar en que después de esto, lo único que quería hacer era enterrar mis manos en su pecho y arrancarle el maldito corazón. Quería mirarle a los ojos y que él pudiera sentir lo mucho que lo odiaba, lo mucho que deseaba enterrarlo vivo.

Y por un pequeño momento me permití pensar en que podría cavar una fosa muy honda y luego arrojaría su cuerpo vivo. Me imaginé por un segundo que él estaría llorando y clamando piedad y yo me reiría en su cara, mientras con una pala voy arrojando tierra sobre él y por último escupiría y me largaría de ahí, con el sonido de sus gritos asfixiados de fondo.

Y solamente así, con ese pensamiento fue como pude mantenerme en mis cabales.

Cuando por fin terminó, me quedé tumbada en la cama mirando como la nieve se columpiaba por el viento.

La sensación áspera de la lengua de Phillippe paseando por mi cuello hasta devorarme la boca me hizo temblar.

—Me gustó—habló—, pero confieso que hubiera sido mucho mejor si no te hubieras quedado tan quieta.

Me incorpore en la cama todavía aturdida por lo que había pasado.

—¿Sabes cómo me llamo Scarlett?—preguntó Phillippe mientras le daba un trago a una botella de licor.

—Phillipe...—susurré porque mi voz carecía de fuerza y mi alma estaba quebrándose.

—¿Sabes mi apellido?

No tenía idea de a dónde quería llegar con esas preguntas, pero me obligué a contestar.

—No, no lo sé.

—Bueno, pues soy Phillippe Jones.

Aquellas palabras fue lo único que hizo falta para que por fin mi cerebro reaccionara. Y de repente tuve la horrible sensación de hundirme en un lago de agua congelada.

—No—dije mientras desesperada me levantaba de la cama con la sábana tratando de ocultar mi desnudez—, por favor dime qué mientes—le rogué tomándole de los hombros.

—No lo hago pequeña. Blake es mi sobrino, soy hermano de su padre—me dió una sonrisa torcida llena de victoria y burla.

Le pegué una cachetada con todas mis fuerzas, cerré mis manos en puños y golpeé su pecho desnudo y él me dejó hacerlo.

Después de unos minutos se hartó y me alejó de él, en un descuido tropecé con la sábana y me caí de bruces.

—Tengo que irme—tomó la palabra mientras yo trataba de deshacerme de un nudo en mi garganta que empezaba a robarme el aire—. Lo siento Scarlett, pero Blake me debe varias y no voy a detenerme hasta que me regresé lo que me pertenece, solo eres una batalla que le he ganado a Blake, por ahora. Eres muy buena, no mereces esto.

Hablaba y hablaba, me aconsejaba y se lamentaba cuando yo lo único que podía sentir era mi corazón pudriendose y mi alma gritando auxilio, mientras las lágrimas luchaban y reclamaban brotar, pero yo simplemente me había quedado tan vacía como un abismo.

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