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Mark había pasado de ser un niño dulce y carismático a un adolescente malhumorado que no tenía ninguna dificultad para meterse en problemas cada cinco minutos.

Su mamá se hartó de tenerlo en casa. Ella le dijo que lo mandaba con su padre para que convivieran más, pero Mark sabía claramente que solo quería deshacerse de él.

Le había parecido tan ridículo en ese entonces.

E incluso ahora le seguía molestando las mentiras de su progenitora. Con un “Quiero que recojas tus mierdas y te vayas” hubiera estado más feliz.

Afortunadamente, en Corea había conseguido un buen entretenimiento. Usar a Lee TaeYong a su conveniencia.

Desde que conoció al líder, no había escapado de su atención la forma tan enamorada en la que el coreano lo miraba.

Él no consideraba a TaeYong muy atractivo - sobre todo por su personalidad. Por ello, su primera idea era cortar las alas de TaeYong de raíz y sin suavidad, dejándolo con el corazón roto y para que fuera a fastidiar a otro con sus sentimientos.

Pero había descubierto lo beneficioso que era tener al líder del grupo enamorado de él. El poder le encantó, se hizo adicto a ello.

Y el tener que vivir de nuevo en una monotonía dentro de lo que aparentaba ser una relación perfecta lo hacía asquearse. Él no estaba hecho para amar, eso lo tenía bien en claro.

Y ni siquiera tenía un problema con ello. Era feliz viviendo a su manera.

Bueno... no tanto. No sería feliz de nuevo si no tenía a TaeYong alrededor de su dedo meñique otra vez.

Así que debía lograrlo. Si había podido una vez, podría hacerlo de nuevo, una, y otra, y otra, y otra vez.

Al menos, hasta que se hartase completamente de TaeYong.

Oppa [YongMark] NCTWhere stories live. Discover now