Capítulo 29

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P.o.v Zuko

El eclipse estaba apunto de empezar.

Echo una ultima mirada a su habitación.

A su vida.

Otra vez.

Esta vez no había garantía de que volviera.

Pero el sabia que era lo correcto.

Miro la pintura de su madre en su tocador, le dirigió las siguientes palabras, esperando que en alguna parte donde estuviera pudiese escucharlo.

—Se que no he sido bueno para las decisiones, pero se que está vez, es lo correcto—se acomodó la capucha y salió sigilosamente.

Aún tenía que enfrentarse a su padre.
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La batalla no salió como se esperaba...

El Avatar Aang no pudo encontrar al señor del fuego por ninguna parte y la princesa azula solo se dedicó a distraerlos durante su ardua búsqueda.

Hasta que el eclipse terminó.

Se vieron obligados a huir, acompañados de los pocos niños y jóvenes que habían estado presentes durante la lucha, los adultos se quedaron, sus botes habían sido destruidos, no les quedaba más que enfrentarse a su destino, pero estaban conformes mientras sus hijos pudieran ponerse a salvo.

El templo del aire del oeste sería su refugio por ahora.

Mientras el bisonte se alejaba entre las nubes.
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Un pequeño dirigible de la nación del fuego los seguía de cerca con un Zuko decidido a ayudar al Avatar.
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P.o.v Iroh

—No puedo más— le dijo Kanjii a medio camino

Iroh se giró hacia ella, preocupado, se veía bastante mal y si no recibía atención pronto, podría empeorar.

Ya hace bastante rato que el eclipse había terminado, no se alcanzaba a ver la ciudadela, ni el palacio, solo un montón de pinos y piedras.

—Falta poco, casi llegamos—la ánimo a seguir por el bosque, estaban cerca de la base de un miembro del loto blanco.

Aun que tuvo que detenerse, por que Kanjii comenzo a hiperventilar, cerca estaba un arroyo , y la joven se abalanzó sobre él, tragó todo lo que pudo de agua, casi se atragantó de lo sedienta que estaba, cuando se sintió satisfecha la ayudó a ponerse de pie y se sentaron sobre una roca mientras limpiaba los restos de mugre de su rostro con un pequeño pañuelo que el tenia guardado.

Ella lo miro con los ojos anegados en lagrimas

—General Iroh, si no llego a sobrevivir—no la dejo terminar, puso un dedo sobre sus labios.

—No digas eso, jamás digas eso, vas volver, Luagn aún necesita de su madre  y te mereces una vida feliz con tu hijo— respondió suavemente.

Kanjii quiso decir algo, cuando de repente se volteó al otro lado y comenzó a vomitar con violencia.

El Rápidamente hundió el pañuelo en el arrollo, y espero a que ella terminara de vomitar, la sentó nuevamente en la Roca y puso el paño en su frente, su cabello enmarañado se pegaba por el sudor en su rostro, vio algo asomarse de su cuello.

Algo brillante.

Un relicario.

Desvio su vista al escuchar un grito a lo lejos, un joven los señalo, poco después llegó otro hombre, pero ese si lo conocía.

El miembro del loto blanco a cual se dirigían, los había encontrado a ellos.

El maestro Piandao.

—Gracias a los espíritus— susurro, luego cargo a Kanjii en sus brazos, le sonrió con ternura—Todo estará bien querida, aquí te sanaran, partiremos nada más te encuentres presentable para viajar—Kanjii se desmayó en cuanto Piandao llego a ellos.

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Estuvieron largo rato atendiendola, estaba bastante deshidratada y maltrecha, mientras Iroh esperaba, conversaba con Piandao.

Los otros miembros: Jeong-Jeong, Bumi y Pakku, pronto se reunirían con ellos.

Su destino se aproximaba.

Justo en ese momento, el curandero salió e informó que Kanjii estaba estable, Iroh asintió y se despidió de su viejo amigo.

Entro a la habitación y dio un suspiro de alivio al ver a Kanjii mucho mejor que antes, aún que los estragos de la desnutrición y las cicatrices causadas por las quemaduras aún eran visibles, viviría, estaba acostada con el cabello esparcido en la almohada, jugueteando con el relicario que le había visto horas antes.

Volteo en cuanto lo escucho, le dedico una sonrisa cálida.

—Hola Iroh— él se acerco y acaricio su cabello oscuro.

Parecía tan distinta, sin su semblante frío y triste.

—Hola pequeña Kanjii—respondió con calidez , ella se río y inesperadamente le tendió el relicario en sus manos.

Lo observo mejor.

Oh vaya que sí lo reconocía.

—Abralo...—dijo con un dulce susurro

Obedeció dándole un suave chispazo, las lágrimas casi brotan cuando ve el rostro de su Lu Ten en tamaño miniatura, pero también había un pequeño pedazo de papel muy bien doblado.

Lo abrió y cuando leyó su contenido estaba seguro de decir las siguientes palabras.

—Kanjii, ¿sabes por qué mi hijo te dejó esto?

Su pregunta le hizo mirarlo con extrañeza.

—No, solo se que era una prueba de que el regresaría.

El hombre casi quería llorar

—Hija mía, con esto te quiso decir que volvería para pedir tu mano en matrimonio.
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Nota: Si me gusta jugar con los sentimientos queridos lectores 7u7









 𝐁𝐫𝐚𝐯𝐞 𝐒𝐨𝐥𝐝𝐢𝐞𝐫 𝐁𝐨𝐲   [Editando]Where stories live. Discover now