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La vida hogareña era algo que JiMin recordaba vagamente.

Tenía unas imágenes de su padre en la cocina y su madre a su lado, indicándole que debía cocinar. O los improvisados viajes a la playa que hacían cuando alguno de los tres se sentía decaídos. Podría decir que también guardaba un poco de ello con sus nanas, lo trataban con dulzura y le enseñaron a cuidarse como se le hace a un hijo.

Y nada más.

Por eso, la idea nunca le atrajo y se refugiaba tras el brillo dorado de sus medallas.

Pero, en ese instante se sentía un poco distinto y no le molestaba estar encerrado en casa. Acariciaba suavemente con la punta de sus dedos las mejillas tibias de YoonGi, su vientre y de vez en cuándo mordía juguetón algunos tramos de su cuello, sonriendo cuando el chico se quejaba con voz aguda. Dejó una o dos marcas rosas en la piel blanca.

Las piernas de YoonGi estaban bien enroscadas con las suyas, descansando en el suave colchón y sus dedos de los pies de vez en cuando le hacían cosquillas.

El plan era armar sus maletas para ser mucho más rápidos y tomar el vuelo por la mañana pero ambos terminaron recostados dándose besos profundos y un poco rudos.

Inhaló hondo y la colonia de YoonGi se le coló profundo dentro de la nariz.

Se preguntaba qué pasaría con sus sábanas, si las de su habitación olían a sus aventuras después de tanto tiempo. ¿Las de su propia alcoba conservarían algo de YoonGi? El recuerdo debería ser más intenso.

—Voy a quedarme dormido.

Se quejó, o más bien intentó avisarle YoonGi. Tenía la voz ronca y JiMin no pudo contener la sonrisa.

—Otra vez.

Le recordó y YoonGi le bufó respuesta haciéndole reír.

YoonGi era hogareño, lo sabía. Le gustaban las cosas íntimas, como el día en que dijo "Si vamos a viajar juntos... Deberías no mezclar las cosas, aunque me guste... ¡O-oh, no! ¡No dije que me guste! ¡Viajar, dije viajar!"

Ni si quiera lo notó, pero estaba acoplándose a ello con suma facilidad.

—No deberíamos dormir.

Refunfuñó YoonGi luchando contra el sueño, JiMin sonrió besando su coronilla y descansando su mentón allí.

—Sólo cinco minutos.

Pidió, el chico entre sus brazos se movió para ponerse de pie y él hizo un pequeño mohín.

—Ni si quiera hemos desayunado y tenemos que viajar. ¿Tú no tienes hambre?

YoonGi cedió un poco permaneciendo quieto.

—Mh. —Murmuró demasiado ocupado en la mano que se apresaba contra el cuerpo de YoonGi y que sin vergüenza se adentró en su camisón de dormir negra. Palpó con curiosidad la piel tersa y fría.

—J-JiMin. —Intentó decirle en tono de advertencia. El ruso sonrió un poco y siguió recorriendo su espalda— E-espera...

En un accidente su pulgar terminó haciendo presión sobre el pezón de YoonGi, causándole un enorme respingo.

—YoonGi. Di diez veces el nombre del aeropuerto al que vamos.

Presionó con más insistencia la tetilla, aún más entusiasmo cuando YoonGi jadeó bastante alto y su respiración que comenzaba a agitarse chocó contra su rostro.

—¿Cómo...? ¡A-ah! Sheremetyevo, S-shermeyeo, ¡Shertermyevo!

JiMin rió liberando el pezón erecto de YoonGi y sintiéndose enternecido por la bocanada de aire nada disimulada que tomó su pupilo.

YoonGi on Ice! [JimSu]Where stories live. Discover now