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Esa mañana, un ruiseñor se posó en el barandal de una ventana del hotel de China e infló su pecho para iniciar un potente canto madrugador.

YoonGi despertó muy despacio, batió las pestañas y abrió de a poco los ojos. Enfocó un poco borroso al atreves del cristal ave y sonrió, volviendo a recostarse sobre la almohada. Extrañamente le pareció que era el canto más hermoso que había escuchado (Para nada rompe tímpanos y vidrios) y podría volver a dormir con él.

Eso sonaba bien, así que volvió a envolverse sobre las mantas e intentar conciliar el sueño. Sus planes se vieron frustrados al escuchar su tono de llamada en el teléfono bajo la almohada. Tanteó y cuando lo encontró colgó, apenas se interesó por leer el contacto ya le llamaría más tarde. Aunque quién fuera parecía que le urgía charlar con él.

Suspiró con una sonrisa tenue.

Una que permaneció incluso cuando tuvo que dejar su adorada cama o en el momento en que tomo una ducha y el agua estaba insoportablemente fría.

-¡Está helada! -Se quejó entre risitas escandalosos, enjabonándose lo más rápido que podía. Salió del baño tiritando. Pero, adivinen, sí, YoonGi seguía sonriendo como todo un maniático feliz.

Se cepillo los cabellos húmedos bailando la canción del programa libre de YeonJun que de repente estaba en su cabeza. Sacudió las caderas mientras buscaba una de sus camisetas negras con estampado de una vieja banda de rock. Y vestido, abandonó el cuarto.

Simuló tocar una guitarra, observando el inicio de las escaleras y bajando por ellas en pequeños brincos. Cuando tocó la planta baja, su sonrisa por fin se ocultó un poco. Buscó visualmente la zona del comedor del hotel y encontró en una de las mesas con manteles blancos a HoSeok con su teléfono.

Rápidamente se apresuró y tomó una de las sillas negras

-¿Estás desayunado solo?

HoSeok brincó del susto.

-¡YoonGi, me sorprendiste!

-Ah, lo siento. -Se disculpó, tomando asiento y atrapando la tela del mantel, era larga, ligera y suave, le gustaba como se sentía. En la mesa había un florero, un plato hondo semivacío, una taza de té y la vara que el tailandés usaba para sus fotos- ¿Son tus maletas?

Preguntó al observar en el suelo pulido dos mochilas verdes con figuritas coloridas colgando de cada uno de los muchos cierres. A YoonGi le recordó un poco a la mochila que usaba HyeJin de niña, pero en colores rosas.

-Sí, mi avión sale a las ocho... -HoSeok detuvo su atención de las redes sociales para responderle e iba a regresar a ellas cuando accidentalmente miró la hora y observó a YoonGi analizando el menú con la nariz ligeramente arrugada pero con un brillo excesivo en sus ojos tras sus lentes y mostrando sus dientes como pocos veces notó- ¿Su vuelo se adelantó?

-¿Qué? -YoonGi arrugó el entrecejo aun conservando su sonrisita y HoSeok casi cae al suelo del susto, que mueca tan rara y horrible viniendo de su amigo.

Definitivamente tendría pesadillas con eso.

-¿Acaso hay mal clima? -Preguntó el azabache extrañado, intentando echarle un vistazo al ventanal enorme a su costado cubierto por una cortina muy cuidada.

-Uh. No, hay demasiado sol...

-Ah -murmuró YoonGi, admirando el los intensos rayos del sol filtrarse por las persianas lisas de color crema con bordados chinos tradicionales-. Qué maravilloso -HoSeok se detuvo, se impulsó hacia adelante aplastando lo poco su desayuno y con chillido de terror no pudo evitar estrellar su palma contra la mejilla de su amigo, un poco menos suave de lo que esperaba. Le hizo girar el rostro violentamente. YoonGi parpadeó atónito sosteniendo la piel rojiza por el repentino golpe-. ¿Por qué rayos hiciste eso?

YoonGi on Ice! [JimSu]Where stories live. Discover now