02 ❄︎

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—¡Ah, ah! —Se quejó la señora Min batallando con una caja de botellas de soju del camión de entrega. Normalmente solían ayudarle los trabajadores de la venta de productos a descargarlos, pero ese día dudaba dónde se habían metido.

—Déjame ayudarte.

Le sugirió alguien a su espalda, ella no necesitó girarse para saber de quién se trataba.

—Sólo necesito bajarlas...— Murmuró con concentración cuando sintió como el peso le era retirado de las manos y podía respirar con regularidad de nuevo.

—No cargues cosas tan pesadas, déjale eso a papá. 

Pidió terminando de bajar la última caja, curvando sus labios hacia arriba en una sonrisa floja.

—Tu padre estaba viendo el fútbol mientras bebía nuestra mercancía —Ella bufó—, dudo mucho que quiera ayudar.

Recalcó lo obvio. 

YoonGi asintió de acuerdo terminando de poner la última caja en el suelo. Dio dos pasos atrás y acomodó el gorro de la chaqueta café en su cabeza, cubriéndose de la nieve que alcanzaba a caer. 

—¿A dónde vas?— Le interrogó con curiosidad.

—Ah...— Acomodó una mano en la curvatura de su cuello y la talló—Iré a entrenar. 

—Cuídate. 

Le pidió observando como el muchacho se alejaba dando trotes rápidos por la calle. 

YoonGi sintió el aire congelado besarle cada centímetro de piel que no se cubría por la ropa, incluso dentro de ella la ventisca se colaba con furia y se la dejaba erizada. Corrió más rápido ignorando el calambre en lo tobillos y el sudor que comenzaba a acumularse bajo el cabello de su nuca. Se sentía algo atascado y era totalmente lógico, pero no dejaba de sentirse frustrado por eso. Su condición podía ir aún más en picada si él seguía con ese ritmo vago de entrenar y no hacerlo. 

Juntó las cejas mientras corría por la acera con el sol de atardecer acompañándolo. Sus pasos sonaron firmes en cada pisada, lo acompañó el sonido irregular de su propia respiración y por último el sonido de los autos pasando con un rugido por la carretera, esa combinación de repente le pareció estimulante y la carrera cobró un sentido trascendental. 

Una vez llegó a su destino, aspiró por la nariz y observó la fachada. En su recuerdos la pintura estaba más cuidada y la pared de igual manera.

—Está cerrado. —Le anunció una vocecita viniendo debajo de él. YoonGi dejó caer la cabeza lentamente observando a un niño a su lado. 

Achicó los ojos, enfocando los rasgos del pequeño por dos largos segundos, analizando su apariencia inconscientemente familiar. Detalló la comisura de los ojos, rasgada. Las pestañas no eran demasiado espesas y de un color chocolate obscuro como el resto de cabello en su cabeza. El infante hizo una cara de inconformidad, apretando los labios y formando dos hoyuelos en cada respectiva mejilla. 

Ah, por supuesto. 

—¡Ah! ¡JungWoong! Ven aquí. —Rogó abriendo sus brazos, sonriendo ampliamente.

—No. 

—¿Eh? 

YoonGi cerró los brazos, inflando sus mejillas notablemente desilusionado.

—Extraño —señaló. La mente del mayor se puso en blanco hasta que el niño tomó su gabardina con algo de fuerza—. Sigues siendo un extraño, ¡aunque te he mirado por televisión! 

Repentinamente JungWoong pareció interesado en él y YoonGi le sonrió levemente rascándose la detrás de la oreja. 

—¿Me has visto? 

YoonGi on Ice! [JimSu]Where stories live. Discover now