23 ❄︎

745 119 29
                                    

—¿Qué? —Preguntó JiMin. Con la cara llena de asombro. Luchando por acomodarse para poder observarle el rostro.

YoonGi también batalló removiéndose al lado opuesto para ocultarse. ¡Odiaba tanto a su maldita boca liberal! Él no quería decir eso, tenía dudas que probablemente le herirían pero su filtro con el cerebro pareció estallar con cada pregunta que hacia JiMin con sus gorditos, suaves y bendecidos belfos rojos.

Simplemente se quemó su cerebro.

—¡N-no! Q-quiero decir... —¡Quería saber la verdadera razón del beso!— Y-yo, JiMin...

—Shh.

Habría comenzado a lloriquear de la desesperación de no ser porqué una mano le sostuvo el mentón, guiando el rostro a voluntad ajena y en menos de un santiamén los labios de JiMin de posaban sobre los suyos con la suavidad del revoloteo de una mariposa.

En ese instante, YoonGi comprendió la muy usada y cliché metáfora.

Revoloteos de mariposa.

El toque en su boca era tan delicado igual al batir de alas que él se sentía bruto, las cosquillas en la barriga era un verdadero caos.

Todo le hizo sentir aún más revoloteos que su primer beso. La forma en que le acariciaba las mejillas y aprisionaba sus labios para pedirle sutilmente que se los moviera.

Intentó moverlos siguiendo el ritmo que su entrenador le marcaba con cariño, pero no tenía la misma magia que tenía JiMin. Accidentalmente golpeó sus dientes y sintió que sus mejillas ardían de la vergüenza, se apartó incapaz de abrir sus ojos y respiró de golpe, por poco ahogándose.

—No sé besar... —Se reprochó torpemente, sin el valor de enfrentar la mirada de JiMin, aunque se moría por saber si notaba entre las pupilas un poco de adoración. Sólo sé dejó hacer y sentir como JiMin reía sobre el toque del beso.

—Ay, YoonGi —dijo JiMin entre risitas, fregando sus mejillas felizmente —. Yo con gusto te enseño.

Le dijo con un tono que hizo que a YoonGi le temblaran las piernas y el corazón.

La boca de JiMin, sabía a chocolate y le gustó.

Le gustó tanto que olvidó cuán cansado estaba del viaje y la noción de cuánto tiempo permaneció de pie, entre el cuerpo del ruso y su boca, especialmente eso.

Después de un -gran- rato, JiMin paseó su boca por la comisura de sus labios, por sus mejillas y parpados, intentando apartarse. Fue un proceso bastante largo.

—¿Quieres dormir ya? —Le cuestionó, todavía sin soltarlo. YoonGi quiso negar aunque comenzara a sentirse adormecido, tenía su horario para dormir hecho un verdadero un desastre y no sabía si esa sensación eran producto del mimo y o el sueño. Asintió simplemente, enrojecido y con las piernas temblando—. Te preparé la habitación, aguarda aquí. —Volvió a mover la cabeza a punto de dormitar y a JiMin se le estrujó el pecho de ternura.

Dejó al chico somnoliento ahí y corrió escaleras arriba y al llegar al inicio del corredor, le embargó una sensación amarga de déjá vu.

El triste silencio en la gigante casa de la mujer y su hijo tuvo una grieta en la que se percibió pequeños pasitos corriendo escalones arriba y luego una puerta de roble siendo abierta y cerrada con la misma prisa. Luego todo volvió a su habitual calma y el joven JiMin retomó sus movimientos calmados y delicados.

Se quitó el traje negro con incrustaciones de piedras preciosas dejando únicamente la medalla colgar en su cuello. Rebuscando un espacio para colgarlo y recordar que debía dárselo a su nana para que lo lavara o ella no lo recordaría por su propia cuenta. Hasta podría terminar haciéndolo él, entonando canciones de ópera en el cuarto de lavado.

YoonGi on Ice! [JimSu]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon