🎸Capítulo Tres

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Midnight City – M83

DESTINY

No logré conciliar el sueño en toda la noche.

Era la sensación de estar reproduciendo la misma película de terror en mi cabeza todo el tiempo como una constante tortura de no hacerme olvidar nada. La desesperación por detenerla me impedía respirar con calma y obligaba a mi mano a acariciar mi pecho buscando un alivio momentáneo.

Después tranquilizarme estiré mi mano sin muchos ánimos y apagué el ruidoso despertador. Estaba planteándome tirarlo por la ventana un día de estos debido a que no estaba cumpliendo su función. ¿Qué propósito tenía si yo me levantaba antes de que sonara? Sin importar el sueño que tuviese me incorporé y me quede sentada por un momento. Necesitaba un instante para convencerme de que ir a la escuela era lo que en verdad tenía que hacer.

Solté un suspiro y tiré de mi cabeza hacia atrás con fastidio.

Me quité la camiseta grande que era unas de las que le había robado a papá para usarlas como pijama y la dejé en suelo mientras caminaba al armario y sacaba unos jeans desgastados y una camiseta de la banda Inhaler. Me los puse sin prisa, y luego descolgué una camisa cuadriculada color verde con gris y me la amarré a la cintura. Me encorve para agarrar mis converse color verde y me senté el suelo para ponérmelos.

Me desenrede el cabello con los dedos para que este no se viera como el de Hermione Granger en las primeras películas de Harry Potter. Tal vez bañarme en las noches no fuese una buena idea, pero no soportaba acostarme con la sensación de estar sucia.

Después de lavarme los dientes, tomé mi mochila de la silla giratoria que tenía frente a mi escritorio y salí de la habitación. No se escuchaba ruido así que sospechaba que mis padres seguían durmiendo. Baje las escaleras sin hacer mucho ruido y agarre mi patineta que estaba al lado de la puerta y salí con ella colgando del brazo derecho.

Dejé la patineta sobre el asfalto, sosteniéndola con mi pie mientras sacaba mi walkman de la mochila y elegía un casete de los que llevaba. Me deslice los audífonos por la cabeza antes de presionar el botón de play e impulsarme con el pie izquierdo. El viento acariciaba mi rostro entre más tomaba impulso y me sentía liviana. Todo mi cuerpo se mecía dependiendo la dirección que tomara. Visualice el autobús escolar a los lejos y, llego un momento, en donde lo rebasé sin mirar atrás. La verdad prefería la soledad y comodidad de mi patineta que estar rodeada de idiotas que disfrutaban molestarme.

Minutos más tarde cuando llegue al estacionamiento de la escuela esquive los carros que iban entrando y fui perdiendo velocidad hasta frenar. Tome la patineta entre mis manos y camine atreves del mar de alumnos al pasillo principal y dirigirme a los casilleros.

Al llegar mantuve la patineta bajo mi brazo mientras ponía la combinación y guardarla en este. Tras asegurarme que estuviese bien cerrado me dirigí a mi primera clase del día y, al llegar al aula, solté la mochila a un costado del pupitre.

Tomé asiento ignorando a todos lo que comenzaban a llegar y me dejé puestos los audífonos con la banda Kakkmaddafakka sonando de fondo y moviendo mi cabeza al ritmo de la canción. Escuche la campana a los lejos que indicaba el inicio de clases y esa fue mi señal para retirarme los audífonos y guardarlos junto a mi walkman en la mochila.

Esa era mi parte menos favorita del día, en la que tenía que enfrentarme a la realidad y en donde mis ojos se perdían en el pupitre de al lado. Donde nadie se atrevía a sentarse por respeto y sentía su presencia vagando. El resto de la clase mantuve mi cabeza recostada sobre mis brazos mientras escuchaba al profesor dar la clase. No me sorprendió dormirme y despertarme por lapsos, después de que la clase finalizara me colgué la mochila al hombro y camine a la orilla porque el pasillo estaba arrebozar de alumnos cambiándose de aulas.

No olvides mi voz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora