🎸Capítulo Treinta y Cinco

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Atlantis – Seafret

DESTINY

Me detuve frente a él.

—¿Jeremy? —le pregunté.

Sin embargo, no respondió, en su lugar estampó la revista contra mí pecho y yo la sostuve con rapidez antes de que se cayera al suelo.

Bajé la mirada y la desenrollé con lentitud.

—Página 23 —ordenó apresurado—. Ahora.

Mis dedos temblorosos las deslizaron con el corazón latiéndome a toda velocidad hasta llegar a ella. Todo mi cuerpo se quedó inmóvil al ver lo que decía el título: «¡Nuestro chico malo ha regresado!». No entendía qué tenía que ver eso conmigo, pero mi mirada descendió para leer lo que decía el artículo. Hubo una cantidad de palabras que no pudieron evitar grabarse en mi cabeza: «¿Nada serio?», «¿Conquista?», «¿Lista?», «¿Rompe corazones?». En una sección pusieron algunas de las cosas que solía hacer y en otra los nombres de aquellas chicas con las que se le había visto implicado.

Entre más avanzaba, menos me gustaba.

No pude evitar compararme, ¿quién era yo al lado de ellas? No era nadie. No había logrado nada bueno ni admirable en mis dieciocho años de vida. No tenía redes sociales y millones de seguidores. Ni siquiera entraba en el estándar de belleza establecido por la sociedad. Fue hasta ese punto en el que pude comprender la molestia de todos. Era más que evidente que la sociedad no aceptaría que estuviese con él. Solo era una chica enferma que no era capaz de superar la muerte de su amiga.

¿Qué pasaría cuando los medios descubriesen lo que había sucedido con Saffron? No habría un lugar en la tierra donde pudiese esconderme, ¿y si mis padres volvían a quedar desempleados por mi culpa? Esta vez sí que les arruinaría la vida y no volverían a querer saber nada de mí. ¿Acaso los medios me darían la oportunidad de explicarme antes de sentenciarme? Era como si todo lo que tocase con mis manos lo destruyese, ¿por qué no era capaz de poder hacer algo bien?

Me derrumbé al ver cada una de las fotos que se habían atrevido a tomar y, aquellos momentos que solo nos debieron pertenecer a nosotros, ahora estaban a la vista de todo el mundo. Las lágrimas se acumularon en mis ojos, provocando que viese borroso y que después cayeran sobre las paginas.

Fue cuando sentí el peso de mis actos sobre mis hombros. Me sentía más pequeña de lo que era y un mareo desestabilizó mis rodillas, ocasionado que diese unos pasos hacia atrás. Levanté mis ojos con temor hacia Jeremy y encontré un odio grabado en los suyos. No lo culpaba, yo también me detestaría si fuese él. Debió notar que mi intención era deshacerme de la revista, porque se apresuró a arrebatármela de las manos y tirarla al suelo.

—No te molestes, justo ahora están en todo el maldito internet.

¿Existía una posibilidad de que pudiese desaparecer para evitar lo que estaba a punto de pasar? No me quedó de otra que soltar un suspiro cansado.

—Y dime, ¿qué parte de que «te alejarás de él» no entendiste? —cuestionó, y después se acercó para agarrarme de los tirantes de mi overol con fuerza. Intenté deshacerme de su agarre, rodeando sus muñecas, pero fue en vano. Solo provoqué que me estampara contra el casillero y observé a mi alrededor presa del pánico. Al darme cuenta de que todos preferían desviar la mirada entendí que nadie pensaba detenerlo—. Porque creí haber sido lo suficientemente claro ese día en Pann's, pero tenías que ser una maldita zorra e irte a revolcar con él.

Tenía un nudo en la garganta.

No podía emitir ni siquiera una palabra y mi cuerpo temblaba.

—¡No te quedes callada! —gritó cerca de mi rostro, y luego uno de sus puños se impactó contra el casillero. El ruido hizo que cerrara los ojos con fuerza y más lágrimas resbalaron por mis mejillas—. ¡Respóndeme!

No olvides mi voz Kde žijí příběhy. Začni objevovat