🎸Capítulo Veintiuno

19.2K 2.2K 1.4K
                                    


Waves – Dean Lewis

DESTINY  

—Es bueno tenerte de regreso.

La voz de Elanor calentó mi pecho más que la taza de café negro que tenía entre mis manos. Era como volver a casa después de haber estado caminando sin rumbo por mucho tiempo. No realizó preguntas incómodas ni mucho menos se enojó. ¿Por qué no podía ser de esa forma cuando estaba en casa?

Tras haberle dado la renuncia al señor Winters fue que decidí pasar a Pann's. No sabía cuánto lo necesitaba hasta que puse el primer pie adentro. El llegar temprano a casa no estaba en mis planes, y esperaba que Mitchel no estuviese en mi cuarto. ¿A quién intentaba engañar con semejante estupidez?

Una sonrisa se dibujó en mis labios ante la idea de él esperándome. Aunque desde ese día en la biblioteca no dejaban de venir ciertas imágenes a mi cabeza. ¿Por qué no podía dejar de pensar en él de aquella forma tan íntima? Mejor dicho, ¿por qué lo imaginaba haciendo esas cosas conmigo? Un calor viajó desde mi pecho, se desvió por mis mejillas y arribó en mis orejas.

Deseaba enterrar mi cabeza en la tierra como los avestruces del bochorno que sentía al recordar sus palabras. ¿No se cansaba de soltarme esos comentarios? La tranquilidad con la que los decía parecía que hablase del clima y yo era la que terminaba con el corazón en las manos. Tenía mucho tiempo que no me permitía pensar en un chico de aquella manera y, que fuese el protagonista de dichos pensamientos, no me molestaba del todo.

—¿Dezzy?

—¿Mhm? —logré emitir.

—¿Ocurre algo?

Levanté la mirada de golpe, y me apresuré a hablar.

—No es nadie.

Enarcó una ceja.

—Nunca mencioné que lo fuese... —comentó sin entender.

—¿Y si fingimos que no sucedió? —Le ofrecí una risa nerviosa, y esperando que nadie más haya escuchado—. Seguiré bebiendo café mientras observó la lluvia en lo que atiendes a los clientes que van llegando. ¿No te parece un plan estupendo?

—¿Crees que es así de fácil?

—¿Sí? —vacilé.

—No escaparás tan fácilmente... —dijo señalándome con su bolígrafo. No se escuchaba molesta, todo lo contrario, hasta noté emoción en su voz y un brillo en sus ojos—. Antes de irte me contarás a qué se debía esa sonrisa en tus labios.

—Bien —dije simplemente.

Aunque no tuviese planeado contarle lo que había pensado. Espere a que se alejase para volverme hacia la ventana, y llevar la taza caliente a mis labios para darle un sorbo. Dejar el trabajo no había sido fácil, pero es lo que debía hacer. ¿Cómo le pediría un tiempo al Sr. Winters? No sabía cuántas citas necesitaba para que mi padre decidiera que podía volver a trabajar.

Sabía que aún faltaban varios meses para ir a la universidad, pero son los que necesitaba para juntar una cantidad mínimamente decente. ¿Sería esta una clase de señal de que no merecía tener un medio de conducción para irme? A veces solo desearía dejar de sentir que todo el mundo estaba conspirando en mi contra.

Mordí mi labio inferior sin despegar la vista del ventanal en el que gotas de lluvia se deslizaban sin prisa. Sentí alguien acercarse a mi mesa, y los latidos de mi corazón se descontrolaron ante el pensamiento de que fuese Mitchel. Intenté reprimir la sonrisa que quería brotar en mis labios y volqué los ojos en fingida molestia.

No olvides mi voz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora