*31* (Final)

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—¡Mamá! —gritan por el pasillo haciendo que abra mis ojos de un manotazo

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—¡Mamá! —gritan por el pasillo haciendo que abra mis ojos de un manotazo. Paso mi mano por mi rostro quitándome el sueño, el brazo de Jules todavía descansa en mi cintura y no me muevo, me gusta tenerlo de esta manera.

Tomo mi teléfono y veo que son las ocho de la mañana. Quedan cinco horas para la boda, el tiempo suficiente para tomar desayuno y arreglarme. Responodo los mensajes de mis amigas y uno que otro de mis hermanos. Cuando son las ocho y cuarto lo dejo lado e intento despertar a Jules.

—Amor —arrugo mi rostro cuando eso sale de mi boca, nunca se lo he dicho y suena extraño, pero sé que es la única manera de despertarlo —. Amor despierta.

—Shsss.

—Tenemos que arreglarnos para la boda —le informo. Lo rodeo con los brazos y lo apretujo lo más que puedo

—Me estás asfixiando —me reclama con la voz entrecortada.

—Ese es el punto.

—Sino te quitas en tres segundos tienes que asumir las consecuencias.

—No te tengo miedo —le confieso sin soltarlo haciendo que en menos de dos segundos me tenga por debajo de él. Los papeles se han cambiado.

Su cabello cae por su frente y él se lo tira hacia atrás en un movimiento demasiado atractivo. ¿Por qué siempre se ve increíble cuando se despierta? Y una aquí que por seguro se parece a un mapache.

—¿Tus últimas palabras? —pone sus manos delante de mí y yo trago saliva, espero que no me haga lo que estoy pensando.

—Always.

—¿En serio?

—Me gusta Harry Potter —me encojo de hombros y el lleva sus manos hacia mis partes más sensibles y me hace cosquillas —. Jules...por...favor...para.

—No lo hare.

—Te...odio.

Me remuevo por toda la cama, haciendo que me caiga al suelo. Mi cabeza rebota contra la cerámica y cierro los ojos. Maldita sea no hay evento que no podamos estar presentable.

—Lo siento, lo siento —se disculpa el sin vergüenza —. Voy a buscar un poco de hielo.

Me indica levantándose y saliendo del cuarto. Lo bueno que ahora puedo respirar. Coloco mis manos en el suelo y me incorporo lentamente. Veo pasar a dos chicas corriendo y deduzco que son las modista que han venido para arreglar los vestidos de las damas de honor. Me siento en la orilla de la cama en espera de que aparezca Jules con el estúpido hielo.

—¡¿Dónde vas a encontrar a otro dama de honor?! —grita toda nerviosa la madre de James —. Mira el vestido, es para una chica delgada y yo no entro ni siquiera por el cuello.

Las escucho en el cuarto continuo. Me levanto y camino hacia allá. Entro al cuarto mirando todo sorprendida. Está repleto de vestidos, maquillaje, zapatos y perfumes y me quedo embobada mirando todo, pero me siento cohibida cuando todas las mujeres presentes me miran. Isabela está sentada detrás del tocador con una chica detrás de ella y yo trago saliva al ver que no han quitado sus ojos de mí. Una de las modistas se acerca hacia donde estoy y me recorre completamente, nunca me he sentido tan desnuda como ahora.

Bésame sin sentirWhere stories live. Discover now