No quería enamorarme nuevamente, ni sentir como me rompían el corazón por segunda vez, tan solo iba a mentir que quería a alguien lo suficiente para mentir un beso.
Cuando juegas con fuego siempre terminas quemándote por más que piensas que esa pers...
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— ¡Me voy a morir!
Me incorporo sobresaltada al escuchar el grito de Fred por la casa. Me infundo en mis pantuflas para correr hacia su cuatro, pero al pasar por el baño me lo encuentro aculillado con su cabeza apoyada en el escusado. Levanta su cabeza y veo lo pálido y ojeroso que esta.
— ¿Qué te paso? —le pregunto desde la puerta.
—Me enferme.
—¿Te tomaste algo? —niega con la cabeza. Camino para tocarle la frente —. Tienes fiebre, ¿Qué te duele?
—Absolutamente todo.
— ¿Seguirás vomitando?
—No, pero búscame un balde por si tengo que hacerlo —asiento. Lo ayudo a levantarse para caminar con él hacia su cuarto.
—Quédate en ropa interior para ver si con eso se te baja la fiebre —lo dejo sobre la cama para ir a mi cuarto en busca de un termómetro y algo con que bajarle la fiebre.
Abro el cajón de mi velador para desprender una caja que contiene medicamentos. Por mientras que lo busco entra Connor con un rostro de querer vomitar aquí mismo. Dejo las cosas a un lado para correr hacia él.
—No me siento muy bien —me indica hacia arcadas y antes de que me manche toda mi alfombra lo empujó hacia el pasillo para que entre al baño y lleva su cabeza hacia el escusado.
— ¿Qué mierda comieron? —vomita todo para luego recostarse contra la muralla. Tomo una toalla y la remojo para pasársela por la boca.
—Nada —me responde en susurros.
—Ven vamos.
Se incorpora con cuidado, lo llevo a su cuarto para que descanse y ver si mejora luego de haber vomitado. Busco las cosas que deje en mi cuarto para ir a ver a Fred. Lo veo recostado con tan solo su ropa interior, tiene los ojos cerrados y al escucharme los abre.
— ¿Está bien Connor?
—No, incorpórate y colócate esto —le entrego el termómetro —. En seis minutos te lo sacaras y te tomaras esto, ¿De acuerdo? —le dejo la tableta de pastilla al lado de su botella de agua para ir a ver Connor.
—Déjame verte —me siento a su lado y llevo mi mano hacia su frente —. No tienes fiebre, ¿Qué te duele?
—El cuerpo, el estómago y la cabeza —lo cubro con las sabanas y él se acomoda hacia la muralla.
— ¿Has comido algo?
—Son la siete de la mañana —me recuerda.
—Te hare un té de hierbas para que se quite un poco los malestares y esto te quitara el dolor del estómago —tomo el vaso con agua que tiene sobre el velador. Él se incorpora con cuidado, yo le entrego la pastilla y le afirmo el vaso por mientras que toma un sorbo de agua —. Esto te hará sentir mejor.
