XVI

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Alborotadores

Sasuke

Sostenía la correa de Nevado mientras caminábamos de regreso al apartamento. Hinata tuvo que apresurarse para encontrarse con un proveedor de pintura ya que ambos nos habíamos quedado dormido, así que me ofrecí a llevar a Nevado. Solo pude correr por treinta minutos, pero no me molestaba; me sentí más que entrenado de todos modos. Antes de que pudiéramos girar por la esquina, Nevado se detuvo, sentando su culo gris en la acera.

― Vamos ―dije, tirando de la correa.

Cuando se levantó, intentó caminar en otra dirección.

Arrodillándome frente a él, lo acaricié detrás de la oreja.

― Podemos salir a correr mañana, pero tengo que ir a trabajar.

Ladró, tratando de alejarse de nuevo.

― Nevado ―dije como si estuviese hablando con un niño travieso.

Gimió, pero me siguió.

En el momento en que doblé la esquina, deseé haberlo escuchado.

Se inclinó, casi parecía un lobo y gruñó ante el hombre que estaba de pie frente a nuestro edificio, sosteniendo un ramo de amapolas rojas y blancas. El hecho que sabía qué clase de flores eran, prueba que había ido a comprar flores demasiadas veces con mi madre. Cuando llegamos al hombre, los gruñidos de Nevado se hicieron más fuertes.

―¿Nevado? ― Sasori se volteó, mirando al perro.

Nevado ladró, mostrándole los dientes.

Buen chico, pensé, tentado a "accidentalmente" soltar la correa.

― Sasuke...

― Para ti es Dr. Uchiha, y, ¿Por qué demonios estás parado frente a mi edificio? ¿Realmente quieres que te destroce la cara? Sakura no está aquí para amenazarme con la policía.

Levantó la mirada hacia el edificio.

― ¿Tú vives aquí?

― Y tú no, así que, ¿Por qué todavía sigues frente a mí?

― Ese es el perro de Hina...

Nevado saltó como si fuera a morder el dedo que se había atrevido a señalar en su dirección.

― Deberías irte antes de que lo deje ir ―lo amenacé, soltando algo a Nevado.

El husky saltó más cerca de Sasori, haciéndolo retroceder rápidamente.

― Nevado, soy yo, Sori...

Una vez más, le mostró los dientes.

― Aparentemente, él tampoco quiere ver tu feo rostro ―toda su presencia estaba molestándome profundamente, especialmente sabiendo la razón por la que estaba aquí.

― Vine a ver Hina...

― ¿Por qué? ―le pregunté tranquilamente― ¿La extrañas? ¿Sabes que cometiste un error? Todo eso parecen tus problemas, porque ella está bien. ¿No has sido lo suficientemente egoísta por una vida?

Bajó la cabeza, pasando las manos por su rojizo cabello.

― Nunca podré disculparme lo suficiente por lo que les hice. Tienes todo el derecho a odiarme, pero necesito verla. Sé que si hablamos, si tan sólo recordamos lo bueno, en lugar de...

― ¿Qué, posiblemente, podría opacar el hecho de que escapaste con la mujer que se suponía que iba a ser mi esposa mientras caminaba hacia el altar? ¿En qué universo vives?

That Thing...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora