VI

2.4K 260 23
                                    

Bautismo de Fuego



Sasuke

― Mira a tu derecha ―le dije a la niña con un brillante moño rosado atado en su cabello que se sentó delante de mí. No estaba segura qué camino quise decir, así que asentí hacia su derecha.

Sonriendo abiertamente, asintió, sus ojos rojos girando.

― Ahora mira a tu izquierda. Bien, gracias, Mirai. Tienes bonitos ojos. ― Los conseguí de mi mami ― contestó felizmente.

Habría llamado a su padre un hombre afortunado, pero él solo se vio más deprimido por sus palabras.

― Mis internos aquí te sacarán la sangre mientras hablo con tu papá, ¿Está bien? Sí te duele, dime y me aseguraré que regresen a la escuela.

― Espera, ¿Qué? ― susurró uno de los internos detrás de mí.

Asentí hacía su padre para que me siguiera afuera.

― ¿Ella está bien? ― preguntó tan pronto como cerré la puerta.

― Señor Sarutobi, ¿Cuánto tiempo ha estado Mirai parpadeando así?

― No estoy seguro. ¿Pude haberlo notado hace una semana o dos? Fue solo después que se lo frotó y no a menudo, así que sólo pensé que era una infección o algo.

― ¿Se ha sentido enferma? ¿Vómitos, o quejándose por dolores de cabeza? Asintió.

― Acaba de pasar la gripe la semana pasada. Doctor Uchiha, ¿Qué pasa? Solo vinimos por las vacunas.

― No estoy seguro, y no quiero que entre en pánico antes que sepa algo en concreto. Haremos todos los exámenes, apenas sepa con seguridad qué está pasando con ella, le haré saber. Y me aseguraré que sea rápido... Ningún niño debería pasar su cumpleaños rodeado por doctores ― Traté de sonreír por su bien.

― Dr. Uchiha, terminamos ― dijo uno de los internos.

Doctor... oh, lo que sea, como sí fuera a recordar qué interno era. Sólo lo conocía como Cuatro Ojos; los anteojos que usaba hacían ver sus ojos casi caricaturescos.

― Terminaron, ¿No? ― dije, caminando hacia donde la niña esperaba ― Mirai, ¿Te dolió? Señala al que tiene que volver a la escuela.

Negó tan fuerte que su moño casi se cayó.

― No, no dolió. Me dieron dulces.

Levanté la mirada a los tres doctores que tuvieron que sobornar a un niño para sacarle la sangre.

Todos me dieron la espalda.

― Bien, asegúrate que te den más; van a tomarte unas radiografías ― dije, más hacia ellos que para ella.

― Radiografías, ¿Luego nos vamos, papi? Prometiste que iríamos al acuario. ¡Quiero ver dónde vive Ariel! ― señaló su camisa.

― Radiografías, y después nos vamos ― Él rio, arrodillándose delante de ella ― Consigan un escáner completo para mí. Si hay una en línea, díganle que el Dr. Uchiha los envió ― susurré hacia mis internos en la puerta.

― ¿Qué si eso no da resultado? ― dijo el interno con un gorrito en su cabeza, lo que provocó que tanto el alto y delgado doctor Estirado, como me gustaba llamarlo, y el doctor Cuatro Ojos, le dieran un codazo.

― Sí eso no hace nada, entonces estás fuera de mi servicio y en el infierno para pensar en otra opción ― comenté, acelerando el paso hacia la estación de las enfermeras en medio del pasillo pálido azul y beige. Suspirando, dejé mi carpeta en el mostrador.

That Thing...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora