IV

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Juguetes Defectuosos

Hinata

―¿Hina?

Sentí dedos en mi rostro. Parpadeando, levanté la mirada a la pequeña taza de té frente a mí.

― Gracias ― le susurré a la secretaria de Temari mientras se iba.

Temari se sentó en su escritorio, colocando las manos sobre los papeles.

Su oficina era, en una palabra, pulcra, todas las superficies blancas o grises.

― ¿Estás bien? ― preguntó, atrayendo mi atención de nuevo en ella.

― Estoy bien, es sólo que pasé la mañana hablando con estudiantes universitarios sobre lo asombroso que es ser yo. ― Me obligué a reír, lo que sonó más lamentable de lo que esperaba.

― Quizás esto mejorará un poco tu día. ― Deslizó el documento hacia mí ―. Todo lo que necesitamos es tu firma y quedarás libre de tu contrato. Estuvieron de acuerdo con todos nuestras condiciones e incluso nos dieron una bonificación por despido más grande... ¿Por qué no te ves feliz?

No me había dado cuenta que había dejado de respirar hasta que me habló directamente. Tomando una profunda respiración, dejé la taza en su escritorio y tomé la pluma.

― Todo lo que tengo que hacer es firmar, ¿verdad? ― pregunté, leyéndolo apenas.

― Sí, ellos ya han firmado. ― cuando dijo ellos, se refería a él.

Clavé la pluma justo en el centro del papel antes de arrastrarla hacia abajo, desgarrándolo hasta el final.

― ¿Qué estás haciendo?

― ¿Hice algo mal? ― le pregunté.

― ¿Qué?

― ¿Hice algo mal? Creo que no. Entonces, ¿Por qué soy yo la que huye? ¿Por qué me siento como la otra mujer que deben pagarle para mantener su boca cerrada, aceptar dinero y desaparecer?

― Hina...

― ¿Cuánto más dura el contrato?

― Cinco meses, pero Hina...

― Trabajaré hasta que termine, y sólo entonces, me iré. Así que, llámalo y dile que estaré esperado el próximo proyecto ― me puse de pie, tomando mis cosas.

― ¡Hina! Detente por un segundo ― Temari caminó frente a mí ― Entiendo lo que dices, de verdad, pero no deberías pasar por esta clase de abuso emocional por el amor a tu orgullo. No hay nada malo con cerrar el libro con respecto a él y todo esto. No es huir.

― Para mí sí ― me siento como si tuviera que estar avergonzada de algo ―. Estoy cerrando el libro y dejando todo esto detrás de mí, y necesito hacerlo con fortaleza. Cinco meses. Puedo lidiar con eso... No es como si estuviera ahí todos los días. Puede que lleve dos o tres sesiones de fotos. Gracias por tu preocupación, pero, por favor, sólo haz lo que pedí y hazles saber.

― Bien, los llamaré ― se apartó de mi camino.

― Gracias ― dije dirigiéndome a la salida. De alguna manera, me las arreglé para mantenerme calmada, hasta que subí al ascensor. Sola, apoyé mi frente contra la pared.

No sólo era hermosa y educada, sino también extremadamente inteligente. ¿Cómo te comparas con eso?

Su voz se repetía en mí mente, como un cuchillo en mi alma. Lo peor, no importa cuán profundo estuviera herida, no podía estar enojada con él. ¿Qué me importaba si no pensaba que era lo suficientemente buena? Ni siquiera lo conocía realmente, y él tampoco a mí. Era bueno que piense tan bien de ella; había querido casarse con ella, así es como se suponía que debía pensar. Tu esposa es la persona a la que se supone que le dedicarías el resto de tu vida; ¿no debería ser la persona más perfecta para ti? Ella era su persona. Sí la situación fuera a la inversa, habría dicho lo mismo. Lo que me dolía era el hecho de que Sasori, mí persona, también pensó que yo no era buena. Sori me conocía, había visto lo mejor y lo peor de mí, y a sus ojos, todavía no era lo suficientemente buena.

That Thing...Where stories live. Discover now