✿ Capítulo 12 ✿

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Nota de autora:

A partir de este capítulo conoceremos más de Luis y de su punto de vista respecto a la historia que publico. 

¿Por qué lo hago? Pues hasta el capítulo once he decidido presentar todo desde cómo lo ve Margarita. Sin embargo, deben de recordar que el título de esta historia es "Decídete, Margarita". Y ¿quién se lo dice? Pues Luis obviamente. Así que, su punto de vista de cómo se va narrando la historia es fundamental para lo que se desarrollará a futuro.


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Luis

Siempre había dicho que yo quería tener mis hijos cuando fuese joven, pero nunca pensé que esto llegaría tan pronto.

Mi padre tenía sesenta y tres años. Mi hermano Memo recién los ocho. Eso quería decir que, cuando mi hermano tuviera mi edad, mi papá estaría ya en la tercera edad.

El promedio de vida por parte de mi familia paterna no pasaba de los setenta años. Esto significaba que, cuando mi hermano tuviera sus propios hijos, estos no disfrutarían de su abuelo paterno y viceversa.

Mi hermana Ada, mayor que yo por diez años, nunca había tenido una relación estable con algún chico. Lo más cercano que recordaba era de un tipo en la universidad, con el cual duró tres o cuatro meses, si la memoria no me fallaba, y porque era su jefe de práctica. Esta relación duró tanto como el semestre académico. Luego, llegadas las vacaciones de invierno, ella se aburrió de él y decidió terminar. Y esto había sido el común denominador en sus relaciones amorosas.

Ya con veintiocho años, aún no veía que ella sentara cabeza alguna. Su inconstancia en sus relaciones de pareja, así como en sus estudios universitarios, eran algo que la caracterizaban. Yo no vislumbraba que en un futuro cercano se asentase con algún buen hombre y decidiera tener su propia familia, menos que tuviera sus propios hijos.

En mi caso, a pesar de tener dieciocho años, me llevaba muy bien con los niños. Sentía que no había crecido en ese aspecto, ya que gustaba de ver dibujos animados con mi hermano, jugar con él y unirme a su grupo de amigos cuando venían a mi casa.

Por todo esto, debido a la personalidad inconstante de mi hermana y por la edad de mi hermano, creía que era el más indicado de los tres para tener un hijo, que mi padre pudiera ver en vida a sus nietos y de disfrutar de ellos. Por esto siempre me planteé tener un hijo antes de cumplir los treinta, quizá los veinticinco. ¡Pero nunca antes de los veinte!

Cuando Diana vino de Arequipa y la vi ahí en mi sala, sentada, nunca anticipé lo que quería revelarme. Esa tarde, cuando llegué de estar en un ensayo con los chicos de mi grupo de rap, nunca imaginé que iba a estar esperándome, ni mucho menos que Margarita, mi Margarita, iba a ser testigo de todo.

A mi ex la conocí cuando ambos teníamos catorce años, en el tercer año de secundaria, cuando estudiábamos en Arequipa. A ella la habían trasladado de otra escuela. Al principio no captó mi atención, a mí me interesaba otra chica, Silvana, quien compartía asiento conmigo en el salón. Sil, como de cariño la llamaba, físicamente me hacía recordar a Margarita Luque, la mejor amiga de mi hermana y el amor de mi infancia, a quien yo había dejado de ver cuando me mudé a esa ciudad.

Su flequillo y el largo pelo lacio color castaño oscuro de Silvana, con sus pequeños y hermosos ojos, junto con el brillo labial que solía usar, hacían que rememorara las tardes y fin de semanas en Lima, en los cuales me las pasaba observando a Margarita de lejos. Todas estas características físicas en ella no hacían nada más que traerme recuerdos de mi infancia y de mi niñez con Margarita, mi Margarita.

Decídete, Margarita [Saga Margarita 1] ✓ - [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora