✿ Capítulo 4 ✿

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Cuando volvió la cordura en mí, me alejé rápido de Luis y salí del coche.

¡Dios mío! ¿Qué había hecho?

—Adiós —dije sin dirigirle la mirada, mientras buscaba con angustia la llave de la puerta principal de mi departamento para poder entrar.

Estaba tan consternada por lo sucedido que me volví torpe y no había modo de encontrar la dichosa llave que me permitiera escapar de tan vergonzosa situación.

Luis apagó el motor del auto y salió de él. Pude sentir sus pasos detrás de mí.

‹‹¡Mierda! ¿Dónde está la maldita llave?››, pensé.

El bolso se me cayó al suelo de los nervios que sentía. Cuando me dispuse a agacharme para recogerlo, Luis ya estaba a mi lado.

—Toma —señaló mientras me entregaba la cartera.

—Gracias —dije sin devolverle la mirada. Me levanté rápido y proseguí con mi búsqueda.

—¿No me vas a hacer pasar?

¡Vaya descaro! Este chico quería entrar a mi departamento solo porque nos habíamos dado un beso. ¿En qué estaba pensando?

—No es una buena idea —respondí.

—¿No crees que debemos hablar sobre lo ocurrido?

Volteé para increparle, pero fui incapaz de hacerlo.

Lo observé. Él estaba ahí, a pocos metros de mí, apoyando su cabeza y su brazo izquierdo sobre la puerta principal del edificio. Tenía esa mirada tan pícara sobre mí, la cual me di cuenta de que comenzaba a encandilarme.

—Déjame pasar, ¡vamos! Además, hace frío y no quiero resfriarme por tu culpa.

—Es tarde. Ya debes irte a tu casa a dormir.

Esquivé su miraba, observando el fin de la calle a mi izquierda. Un coche pasaba por ahí en esos instantes y rápidamente volteé mi rostro hacia la puerta del edificio, tuve miedo de que algún vecino o conocido me viera conversando con Luis a esas horas.

—Solo cinco minutos, por favor —insistió.

Después de pensarlo con detenimiento, me di cuenta de que no podía escapar de esta situación. Me había dejado llevar por el momento y tenía que afrontarlo. Aunque sea, para dejar las cosas bien claras con Luis y hacerle ver que no estaba interesada en él en lo más mínimo. Pero, ¿de verdad era así?

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Ya en mi departamento, me sentí más aliviada, por decirlo de algún modo. Subir las escaleras con Luis, a pocos metros de mí, solo hizo que mis nervios aumentaran. Pude haber tomado el ascensor, pero evité quedarme en una habitación tan pequeña al lado de él. No podía tentar a situaciones como las de hace minutos.

—Siéntate en donde mejor te apetezca —hablé, mientras dejaba mi abrigo en el perchero de mi puerta.

No pronunció palabra alguna. Simplemente se colocó en el sofá de dos cojines que estaba en mi sala. ¿Esperaba a que lo acompañara? Ni idea, pero hice justo lo contrario a lo que pensé que deseaba. Me acomodé en el sillón del frente de un único asiento. Así, la distancia entre nosotros dos estaría bien asegurada.

—Y bien, ¿de qué quieres hablar? —dije al tiempo que estrujaba mis manos por el nerviosismo que me invadía.

—Sabes muy bien de qué debemos hablar —me contestó, observándome de manera fija.

Sentí que sus ojos atravesaban mi alma.

—Si te refieres a lo que pasó antes... eso simplemente fue un gran error. ¡Y no debe volver a ocurrir! —repliqué sin mirarlo, tratando de buscar un objetivo visual en mi sala que me permitiera evadir esa incómoda pregunta.

Decídete, Margarita [Saga Margarita 1] ✓ - [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora