✿ Capítulo 16 ✿

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Luis

Desde mi pelea y luego reconciliación con Margarita, hablamos largo y tendido en su departamento esa mañana. Me confesó todas sus dudas y temores acerca del porqué había pensado terminar conmigo. Una vez más, tuve que ser comprensible con ella. Traté de ponerme en sus zapatos.

No solo era tan pegada a las normas, a lo que el resto opinara de ella y al temor respecto a nuestra diferencia de edad; tenía miedo de volver a fracasar en otra relación amorosa. Me contó que sus padres aún le reprochaban sobre su reciente divorcio. Y si a eso le sumábamos lo que le habían inculcado, que un hombre y una mujer que habían concebido a un hijo antes del matrimonio debían casarse para siempre —¡Estupideces de su religión!—, pues había estado muy cerca de mandar todo al diablo, incluyéndome a mí.

A pesar de todas sus dudas y temores respecto a lo que teníamos, se sinceró y me confesó que no deseaba separarme de mí. Me dijo ‹‹Te quiero tanto››, con varias lágrimas en los ojos, lo cual solo hizo que me conmoviera ante ella y la llenara de besos y de abrazos.

En ese instante sonaba en la radio la canción de un grupo mexicano, OV7. Como siempre, empecé a cantarle a Margarita, como a ella tanto le gustaba:

No hay otra mujer mejor que tú para mí...

Luego de que acabó la canción, retomé mi conversación inicial.

—Te lo dije. ¡Te mueres por mí! —señalé mientras le cogía el mentón y le daba un gran beso a modo de recompensa.

—¡Hey! ¡No te creas tanto, querido! —dijo cogiéndome las manos con las suyas.

—Sí, claro, ahora hazte la desentendida —mencioné separándome de ella y cruzando mis brazos. Me apoyé en la pared de su sala, queriendo parecer un modelo sexy de portada—. ¿Quién me acaba de decir ‹‹Te quiero tanto››? —hablé con mi voz más gruesa, volteando el rostro hacia otro lado, queriendo destilar mi aura más sensual e ignorarla. ¡Ansiaba fastidiarla!

—No empieces, ¡vamos! —Me dio un leve codazo en mi pecho y sonrió.

—Auchhh. ¡Me has roto la costilla! —fingí e hice como si me hubieran dado un balazo al corazón.

—¡Zonzo!

Cuando encauzamos el tema más serio de nuestra conversación, le confirmé lo que había dicho antes: buscaría un trabajo para tener el dinero suficiente para cumplir con Diana y con mi hijo, pero yo seguiría con mi relación con ella.

No tenía la más mínima intención de volver con mi ex, menos casarme como decía Margarita que en su religión le inculcaban que debía hacer una pareja si tenía un hijo.

—¿En serio les enseñan esas tonterías en la iglesia? —pregunté, incrédulo, sentado en uno de los sofás de su sala—. ¿Que dos personas se casen, aunque no haya un amor mutuo?

—Bueno, mi guía espiritual me inculcó desde pequeña que... —dijo parada a mi costado.

—¡Pues desde ahora yo seré tu guía espiritual! —la interrumpí, cargándola con mis brazos y llenándola de besos de nuevo, llevándola al sofá más grande para estar más cómodos los dos.

Con el transcurso de los minutos, los besos y abrazos dieron paso a algo más.

Recordando lo que había ocurrido en ese sillón hacía dos noches, me percaté de que nuestra relación estaba desarrollándose a un siguiente nivel. Ya no pensaba con mucha claridad, solo me dejaba llevar.

Mis caricias hacia ella llegaron a un punto en que no se podían contener. Sin embargo, esta vez Margarita no opuso resistencia alguna como antes. Todo entre los dos transcurrió con ternura, con suavidad y con sensualidad.

Decídete, Margarita [Saga Margarita 1] ✓ - [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora