✿ Capítulo 11 ✿

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—¿Qué quieres? —pregunté con una falsa indiferencia.

Está bien, quería fingir como si no me importara que Luis hubiera venido a verme. Aunque en el fondo, estaba más feliz que una perdiz.

—¿Puedo subir? —insistió.

—No.

—Necesito hablar contigo.

—¡No tenemos nada más de qué hablar!

—Solo cinco minutos, por favor.

¡Tuve un déjà vu! Me había dicho lo mismo el día que se me declaró y terminé creyendo todas sus mentiras.

—Ambos ya sabemos que tus cinco minutos son mucho más que eso, ¿no?

—Por favor....

—¡No quiero hablar nunca más contigo!

—Margarita, por favor...

—¡No insistas más! Y si sigues fastidiando, llamaré a los de serenazgo(1), alegando que eres un ladrón que está rondando mi departamento para que vengan y te echen de aquí. Si pueden llevarte a la cárcel por ser un acosador, mucho mejor —dije, muy enfadada.

—¡Pues llámalos! Si con eso puedo captar tu atención y explicarte lo de esta tarde, no me importa, ¿sabes? —señaló, muy decidido.

¿Lo decía en serio? Dios, de ser así, no quería armar todo un escándalo en el edificio, menos que los del serenazgo se lo llevaran, aún a pesar de mi advertencia. Porque si era así, estos llamarían a su familia, los Villarreal se preguntarían qué estaba haciendo él aquí, comenzarían a atar cabos y... ¡No! ¡Esto no podía ser! No aún...

Decidí escuchar lo que Luis tenía que hablar.

—Voy a bajar, espérame.

—¿Cómo?

—Que me esperes abajo, he dicho. Ni te creas que después de lo que me enteré hoy voy a dejarte volver a subir a mi departamento.

—Bien, aquí estaré.

Fui rápido al baño para lavarme el rostro.

¡Dios mío! Tenía un aspecto desastroso producto de las lágrimas que antes había derramado. Me lavé con cuidado la cara hasta que el ardor de mis ojos lograra disimularse. Entré a mi habitación y me cambié de ropa. Dejé el pijama en la cama y me puse un buzo azul. Cogí mi maquillaje y regresé a los servicios higiénicos.

Ya en el baño, me eché suficiente base de maquillaje alrededor de mis ojos. Quería disimular las enormes ojeras que tenía producto de llorar hace un rato. Mi orgullo no quería que Luis se diera cuenta de todo el sufrimiento que me había provocado.

Después de terminar de arreglarme, cogí el control remoto de la televisión. Bridget Jones, la protagonista de la película, estaba ahí, felizmente besándose con el señor Darcy, el galán, mientras este la abrigaba de la nieve que empezaba a caer, ya que ella estaba vestida solo con ropa interior. ¡Cuánta envidia me daba!

—Hmmpff —gruñó Napoleón, levantándose del suelo y dando saltitos alrededor de mí.

—No me demoro. No te preocupes.

Le acaricié su cabeza para poder tranquilizarlo, pero fue en vano. Se mostraba muy inquieto, moviendo la cola, muy nervioso y poniendo sus patitas delanteras sobre mí.

—Ya vuelvo —dije antes de salir y de echar una última mirada a mi perro. Con sus grandes ojos negros me observaba muy atento y daba un chillido lastimero.

Decídete, Margarita [Saga Margarita 1] ✓ - [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora