—Y así quiere ser alfa —suspire cruzada de brazos.

—Está abierto —anunció Mason mostrándose decepcionado, Hayden que estaba de la misma manera asintió para después ingresar al cuarto.

Junto a Mason la imitamos. Pero antes de cerrar por completo la puerta mire discretamente afuera, había sentido una presencia demás observarnos.

Recorrimos un gran pasillo algo oscuro llegando hasta una puerta. Lo que había detrás de ella era lo que buscábamos.

Liam fue quien más se aproximó tomando lentamente la manija, dándonos una brevé mirada se dispuso abrir la puerta.

El cuerpo de un hombre cayó cerca de nuestros pies. Dejando al descubierto la parte posterior de su cabeza un gran agujero no dejaba de desprender sangre.

—Ugh, puedo ver su cerebro desde aquí —musité asqueada. Lleve mi vista del hombre a los tres chicos que se mantenían paralizados en sus sitios, pareciera que nunca habían visto un cuerpo—. ¿Que no llamaran a la policía?





—¿Pero quien pudo hacerle eso a la cabeza? —cuestionó Hayden algo asustada por la escena de antes.

—No tengo ni idea pero eso no es normal, hay que encontrar Scott —dicho eso el moreno se adelantó unos cuantos pasos de nosotros siendo brutamente detenido por un chico pálido con lunares.

—¡Mason! Oye, ¿donde esta Liam? —al vernos aparecer detrás del moreno suspiro aliviado—. ¿Liam? Si, aquí estás. Kenzie, Hayden, perfecto.

Fruncí el ceño, ¿como es que el sabía el apodo que solo mis conocidos sabían?

—Tienen que escucharme ahora mismo —pidió desesperado—. Alex está desaparecido, como sus padres, ¿bien?. Los jinetes fantasma se lo llevaron. No pueden estar solos...

Sin prestarle tanta atención mire a los chicos, quienes parecían tan desconcertados como yo.

—...¿Por qué rayos me están viendo así?

—¿Lo conocemos? —nos preguntó en voz baja Hayden. Como respuesta Mason negó levemente.

—No sé si asiste a esta escuela —respondió en el mismo tono Liam. Note como el chico nos miró con sorpresa pero a la vez con pánico.

—No quieren decirlo así que lo haré yo —aclare un poco mi garganta—. No tenemos ni idea de quién eres, ni del por qué sabes nuestros nombres. Así que, ¿quien eres?

Me regañe a mi misma al ser tan directa cuando vi que después de mi pregunta el desconocido se mantuvo rígido con el pánico inundando su rostro. Sin emitir palabra alguna posó su vista a nuestras escaladas, pasando por en medio del ojiazul y moreno, iba con el Sherrif Stilinski.

Extrañados dejamos eso de lado y seguimos con nuestra búsqueda de encontrar al alfa. Pero cuando estábamos a pocos metros de los vestidores, de donde provenía el aroma de McCall, recaí en algo.

—¡Chicos! —los llame e inmediatamente obtuve la atención de los tres—. El chico, ¿que fue lo que dijo?

—¿El de ahorita? —asentí—. Algo sobre que no debíamos estar solos, solo con Scott o el, ya que podía ver a los jinetes. Pero no lo conocemos de nada, ¿como podemos confiar en...

—¿Dijo que los vio? A los jinetes —interrumpí a Hayden, esta misma asiento al mismo tiempo que su pareja y mejor amigo—. No debe...no debe verlos.

—¿Que pasa? —sin responderle di media vuelta devolviendo mis pasos—. ¡Mackenzie!





—¡Oigan! —vocifere hacia el chico quien ahora estaba en compañía de cierta rubio fresa. Acelere lo más que pude para estar frente a ellos—. Se supone que no debes verlos, si los ves...

—...vendrán por ti —completo Lydia temerosa. Al parecer ella si lo recordaba.

—¿No hay ninguna manera de impedirlo?

Negué con una mueca de tristeza.

—Lo único que se es que cuando vengan por ti, en este mundo quedaran algunas de las cosas más apreciadas —mire a la rubio fresa—. Pero lo que no entiendo es el cómo aun lo recuerdas, es borrado al mismo tiempo de todas nuestras mentes.

Deje de hablar al sentir una brisa de aire. Observé como el chico miró a su alrededor asustado.

—Están aquí, ¿verdad? —el chico asintió—. Lydia míralo solo a el, no voltees a ninguna otra parte —indique haciendo lo mismo que dije.

—Vayan por Scott —trago saliva—. Deben alejarse de mi ahora mismo, ¿si?

—¡No voy a dejarte!

—Bien —dijo finalmente—. Kenzie ve por Scott, por favor —por la situación no me atreví a negar su pedido.

—Lydia, tu no los escuchas así que estás a salvo. Aun así no los mires y no grites —dicho eso corrí al interior de la preparatoria en busca del alfa.

A medio camino utilice la grabadora del teléfono narrando lo que acababa de pasar, esperaba que al menos eso no se borrara. Seguí el aroma del alfa hasta los vestidores, sin más patee la puerta causando un estruendo.

En el interior solo estaba McCall junto a sus dos betas y el moreno.

—¿Que sucede?

—Es Lydia y...ellos... Lo olvide, ¿que decía?

𝗧𝗵𝗲 𝗿𝗲𝗳𝗹𝗲𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻 𝗼𝗳 𝗽𝗲𝘁𝗲𝗿 |TEEN WOLF Where stories live. Discover now