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Último día de verano.

Y tuve que asistir a un entrenamiento no programado.

Hurra.

—¡Llegas tarde, Hale! —intente no inmutarme por el grito del entrenador cerca de mi oído. Bostecé al mismo tiempo que el gorro de la chaqueta me era despojado de la cabeza logrando despeinar mi cabellera rubia—. Necesito que anotes aunque sea un solo tiro, tu puesto de capitán esta disponible por la estúpida huelga que hicieron estas pestilencias en la prefectura —señaló a todo aquel que corría por el campo.

Gracias a Scott estaba al tanto de que los jugadores de lacrosse no estaban a gusto con que Liam y yo fuéramos capitanes, más que nada yo.

Una mujer en el equipo los hacía ver débiles en torneos contra otras preparatoria, según ellos.

—Entrenador asistente, dale su equipo —ordenó al alfa verdadero, mismo que me tendió primero la perchará dándome el tiempo suficiente de acomodármela bien. Con la liga de la muñeca, recogí mi cabello para que no me molestara al jugar—. Espero que acabes con esos perdedores en menos de cinco minutos, Hale. Hablando de perdedores, ¿dónde está tu pequeño protegido? —se dirigió al chico con nosotros, mismo que dio vueltas en su propio lugar buscándolo, sin tener éxito—. ¿Que es eso? ¿Acaso "um" es un lugar? ¿"Um" es detrás de mí?

—Estará aquí, ¿si? Es la columna del equipo. Lo ha mejorado de todas las maneras posibles —hizo una pausa, tendiéndome el casco—. Un líder nato que puede enfrentar cualquier cosa —sonreí burlona casi dejando escapar una risa bajo el casco.

Liam era un líder que no podía enfrentar su relación a larga distancia.

Lo había escuchado lloriquear en los vestidores mediante mi llamada telefónica con Corey.

—Vamos Hale, intégrate ahora —le arrebató el palo de lacrosse a Scott, entregándomelo—. Ya sabes, entre más rápido anotes, más rápido estarás en tu cama soñando con angelitos.

Resople, trotando hacia el medio del campo, recibiendo algunas malas miradas de los presentes.

Analice a cada los jugadores en busca de la pelota blanca, detectándola en manos del número ochenta y ocho. Decidida comencé a correr a su nivel para después meterme sigilosamente en su camino y teclearlo, en cuestión de segundos tenía la bola en mi palo. Al ser del equipo blanco, la portería contraria estaba del otro lado del campo por lo que aumente la velocidad en mi piernas, esquivando con demasiada facilidad a todo aquel que intentaba derribarme.

El ser rápida, sigilosa y de complexión pequeña tenía sus beneficios.

Ya entendía por que el entrenador se refería a mi como su arma secreta.

Noté como a unos metros un jugador tiraba a un lado su palo de lacrosse intentando detenerme con ambos brazos libres, y el que Scott hiciera sonar el silbato precipitadamente, me dio a entender que era una falta de su parte. Todos nos detuvimos excepto él, ese chico siguió corriendo en mi dirección, tenía intenciones de lastimarme a como de lugar. Me encogí de hombros emprendiendo de nuevo la corrida hacia la portería, por lo tanto, también hacía el. Fingí que iba saltar por encima, al parecer se lo creyó ya que alzó las manos, y al ver sus piernas separadas rodeé en medio de ellas, quedando frente a frente con el portero del equipo contrario.

Sonreí de lado lanzando la bola con fuerza en un área que el portero no cubría, anotando así el punto que tanto pedía el entrenador.

—¡Hale mantiene su puesto como co-capitana! —anunció Booby después de sonar el silbato que tenía Scott en el cuello, casi ahorcandolo—. ¡Y tú estás fuera del equipo!  ¡Quiero ver tu uniforme en mi oficina al final del entrenamiento! —eso iba dirigido para el chico que hizo trampa y trató de dañarme en el tiempo fuera.

𝗧𝗵𝗲 𝗿𝗲𝗳𝗹𝗲𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻 𝗼𝗳 𝗽𝗲𝘁𝗲𝗿 |TEEN WOLF Where stories live. Discover now