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Con su cabeza recargada en el hombro del ojiazul, Mackenzie observo a alfa intercambiar unas palabras con su amigable moreno. Al desviar la mirada hacia su hermana mayor, Malia, no pudo evitar soltar carcajadas por las muecas graciosas que formaba en su rostro. La mujer coyote están igual de mal que los dos betas.

—Ten —Scott dejó una botella de agua en la visión de la rubia.

—¿Para?

—Solo tómala —pidió. La chica se enderezó en su lugar para beber el contenido, sin notar como cierto ojiazul había emitido un gruñido de molestia al sentirla separarse—. ¿Cuánto han bebido? —cuestionó al moreno señalando a sus betas con la mirada.

—Hicieron una competencia pero no bebieron lo suficiente para que se pongan así —respondió Mason preocupado.

—Está pasando algo, debemos sacarlos de aquí, tendremos que... —no terminó por qué empezó a tambalearse.

—¿Y cuánto bebiste tu?

—Nada, ni un solo trago —respondió observando a su alrededor, uniendo mirada su mirada con un hombre, el encargado de la música, este mismo sonrió de forma maliciosa—. No son las bebidas, es la música —concluyó.





El alfa junto al moren se alejaron un poco de donde se encontraban sus amigos. Mientras la mujer coyote se distraía intentando dormir, los dos jóvenes betas me miraban riendo. A causa del efecto que la música tenía en ellos, sin pensarlo, la rubia se sentó a horcadas del chico ojiazul comenzando a estirarle sus mejillas.

—...ya... —se quejó el chico —. Me duele.

—Ya, perdón —se disculpó Mackenzie mirando fijamente los ojos de Liam, se mantuvieron en silencio unos cuantos segundos antes de estallar a carcajadas—. Me gustan tus ojos —confesó sonriéndote rodeando con sus brazos el cuello del chico.

—A mi me gusta todo de ti.

En ningún momento se dieron de la cercanía de sus rostros hasta que sintió la respiración del otro chocar contra su rostro. Sin pensárselo un poco Liam poso su labios encima de los de la rubia, la cual de forma inmediata correspondió el beso.

Ignorando el sabor amargo del alcohol subieron un poco la intensidad del beso, el ojiazul rodeó la cintura de la chica con sus brazos pegándola más a su cuerpo. Solo se separaron cuando no les quedaba aire, se miraron a los ojos y sonrieron. No notaron que su amigo moreno había vuelto, y este justamente los miraba perplejo con su teléfono a la mano, les había tomado una foto a medio beso.

Eso fue...intenso.





Minutos después de la escena de los betas llegaron varios hombres de "seguridad", eso decía en las camisas. Sin dar explicaciones dos de ellos alzaron a la mujer coyote, otro más quito a Mackenzie de encima de Liam llevándosela también. El último hombre, el calvo, estuvo apunto de llevarse a Liam pero el mejor amigo de este se metió en el camino.

—Oiga, ¿que hace?, son mis amigos. —intervino señalando a las chicas que los hombres cargaban en sus hombros.

—Tus amigos están muy intoxicados, necesitan que los escoltemos —explicó el calvo rodeando al moreno para levantar al ojiazul de la banca.

—Bien, yo iré con ellos.

—No es necesario.

—Dije que son mis amigos —contradijo Mason para segundos después ser empujado por el tipo.

—¡Mason! —lo llamo preocupada Mackenzie al ver a su amigo tirado en el suelo.





El ser lanzada bruscamente encima de unos cuerpo hizo a la rubia gruñir con molestia. La habían lanzado encima del chico que anteriormente había besado y su hermana mayor. Un quejido llamó su atención, el alfa, estaba en la misma situación.

—¿Que es eso? ¿Que vas a hacer? —cuestionó Scott intentando ponerse de pie.

—Es gasolina, Haigh dijo que los quememos. —respondió el hombre calvo empapando a los chicos sobrenaturales con aquella sustancia.

—Segunda vez que quieren calcinarme viva —gruño—. Si no muero aquí, Lexa se encargará de asesinarme —murmuro al verse sus prendas.

Listo para quemarlos vivos, el hombre calvo se hincó frente al alfa con un encendedor a la mano. La rubia con su oído supernatural escucho la música detenerse, sin evitarlo soltó una sonora carcajada confundiendo al tipo clavo que la miró, Scott tomando aquella oportunidad lo empujó lejos.

Por otro lado una morena y familiar de la rubia, ingresaron a la preparatoria golpeando a los otros hombres en el camino. Cuando no hubo ningún mercenario de pie, la rubia aplaudió lentamente.

—Breaden ¿sabes que te amo? —inquirió Mackenzie ocasionando que la nombrada riera levemente y el ojiazul gruñera—. Ya, a ti también —palmeó la espalda del chico sin darle importancia.

—¿Que le pasó al arma?

—Estás cubierto de gasolina —evidenció Derek respondiendo la pregunta. Se acercó con Breaden detrás, tendió una mano ayudándolo a levantarse para seguido acercarse a su prima rubia.

—¡Sigo yo! —Mackenzie alzó sus brazos hacia su primo, este obedeciendo la elevó del suelo cargándola en su espalda—. Scott carga a mi hermana —ordenó cuando vio cómo está tenía dificultad para levanatarse.





Lo primero que hizo Mackenzie al llegar al loft, fue ducharse, dejando a todos en el recibidor. Una vez que dejo de oler a gasolina, se visto con un conjunto para dormir. Aparte tomo un short junto a una camisa de su primo que robó de su habitación. Cuando bajo se dirigió a la cocina donde allí se encontraba su hermana, la morena que tenía una relación con Derek, y el ojizaul.

—Malia —la llamo—. Puedes ducharte en mi habitación —le entrego las prendas, la mujer coyote sale sonrió antes de marcharse.

—Iré con Derek y Scott —sin más Breaden abandonó la cocina dejando a los betas solos.

Duraron medio minuto en silencio hasta que el beta se armó de valor y se acercó a la rubia.

—¿Recuerdas lo de la fogata? —uso un tono bajo.

—Créeme lo recordare siempre —el chico sonrió.

—¿Exactamente todo? —inquirió con las mejillas sonrojadas.

—Pues claro, con eso sería la segunda vez que me quieren azar como a un pollo —la sonrisa del chico se aflojó. La rubia en su interior quiso reír, claro que sabía a lo que se refería desde la primera pregunta—. ¿Pasa algo?

—¿Eh? No, no —negó forzando una sonrisa al mismo tiempo que bajaba la mirada.

—Liam —lo llamo obteniendo un sonido para que supiera que la escuchaba. Sin esperar más paso su mano hasta su nuca acercando su rostro a una muy corta distancia del suyo—. Solo jugaba —el chico embozó una sonrisa posando tímidamente sus manos en la cintura de la rubia pero antes de cualquier otro moviendo una voz los interrumpió.

—¡Mackenzie Hale!. ¿A que no sabes que me pas... —la pelinaranja paró en seco al ver a sus amigos tan cerca—. ¿Interrumpo algo? —por la pregunta estupida, la rubia miró de mala forma a su amiga.

—Si / Largo —respondimos a unísono.

—Adiós —dio media vuelta volviendo por el mismo camino por el que vino. Rápidamente la rubia estampó sus labios con los del chico.

—¡Al fin! —gritó la misma chica de la interrupción desde el recibidor.

𝗧𝗵𝗲 𝗿𝗲𝗳𝗹𝗲𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻 𝗼𝗳 𝗽𝗲𝘁𝗲𝗿 |TEEN WOLF Where stories live. Discover now