—Pero seguro nos invitará a vivir con el y...

—¡No seas ilusa pelos! Ese no es nuestro mundo. Nosotros no podemos vivir de las limosnas de Pepe. Al menos, yo no pienso aceptar ni un peso de él.

—¿No será que estás molesto porqué se te va?.— Cuestionó la chica.

—No digas pendejadas. Pepe siempre será muy especial para mi, y ni todo el dinero del mundo, cambiará eso.

—Bueno, al menos ya no te lo vas a follar.— Se burló la pelos.

—¡Pinche pendeja! De todos modos, si no me lo follo yo, se lo va a follar otro. Pero al menos, sé que tu nunca tendrás esa oportunidad. Si quiera yo si me lo pude joder. Cabalgaba mi verga cómo una zorra y el amaba eso. ¿Y tu que hiciste? Estar de puta rogona y el siempre te hacía a un lado. Te echaba de su lado cómo a un perro con pulgas.— El chacal se había molestado tanto con los comentarios de la pelos, que no dudó en herirla dónde más le dolía.

—¡Eres un pendejo!.— Gritó la chica encolerizada.

—Pues tu fuiste la primera en ser pendeja. Ahora, vamos a cenar que tengo un chingo de hambre.— Se quejó el chacal.

—¿Que trajiste de cenar?.— Preguntó la pelos al ver la bolsa negra en el suelo.

—Traje cuatro empanadas de pollo con salsa roja. Por fin vamos a comer cómo Dios manda.— El chacal se saboreaba mientras abría la bolsa y sacaba la comida.

—Seguro Pepe va a comer mejor que nosotros. Ya casi me imagino la comida que le van a dar en esa casa de ricachones.

—Ya, deja de pensar en eso y vamos a tragar. Ya al rato nos contará cómo le fue.

Ambos chicos se dispusieron a cenar, ahí entre el escombro, el periódico en el suelo y la precariedad.

Mientras tanto...

Pepe llegaba a la mansión de los Saavedra, y se quedó con la boca abierta al ver una casa de grandes proporciones.

Aquellas enormes columnas y las numerosas habitaciones, así cómo el jardín tan cuidado y con una fuente en medio. Era mejor de lo que había imaginado.

—¡Wow! Está bien grandota.— Expresó el chico.

—La señora Saavedra y sus sobrinos lo esperan. — Indicó el chofer que lo había llevado hasta ahí.

—Si, gracias.— El hombre le abrió la puerta, dejándolo pasar.

El exterior lo había sorprendido, pero el interior de la mansión, lo había dejado impresionado y deslumbrado.

Sillones de un elegante color cobrizo, que se veían tan finos. Por dentro también había algunas columnas y una enorme escalera que llevaba a las demás habitaciones, así cómo más muebles elegantes y una decoración, digna de un palacio.

—Hola Pepe, bienvenido. Me alegra que hayas podido venir.— Doña Evangelina recibió a  Pepe, y lo condujo hasta el comedor de la casa.

—Hola, mi nombre es Martina, un gusto.— Se presentó la sobrina de doña Evangelina y Pepe se acercó a darle la mano.

—Yo soy Brandon, un gusto. — El sobrino de doña Evangelina también se presentó y le dio un apretón de manos a Pepe.

—Mi nombre... Es Pepe.— El chatarras se sorprendió por la belleza de Brandon. Era un chico bastante guapo a sus ojos. Se notaba que hacía ejercicio y le parecía cómo un modelo de revista.

—¿Me sueltas?.— Dijo Brandon intentando cortar el apretón de manos.

—Ah... Disculpa, me quedé pensando en algo.— Se excusó Pepe.

—Bueno, bueno, basta de charlas niños. Vamos a sentarnos. Quiero que sea una noche mágica.— Sonrió hipócritamente la mujer. Por dentro, deseaba gritarle a Pepe y acabar con él.

Todos tomaron su lugar. La noche sería larga para Pepe. El pobre no sabía la clase de persona que era doña Evangelina y no lo sospechaba.

Continuará...


Continuará

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Pepe

El Chacal

Brandon



Hola a tod@s

Solamente pasaba a agradecerles por no dejar sola mi novela y por seguir acompañándomr hasta aquí ❤❤

DELÍRIUMTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon