Capitulo 5

154 15 18
                                    

—¿Entonces, qué vamos a hacer?.— Le cuestionó Martina a su tía.

—Ay niña, dejame en paz. Nos quedan unos días aquí y no tengo ni idea. Disfrutemos mientras podamos. Ya se me ocurrirá algo.

—¿Por qué no le pides asilo a alguna de tus amigas?.— Preguntó la chica mientras bebía una malteada.

—¿Eres estúpida? ¿Acaso no sabes lo que podría pasar si pido limosna a esas lechuzas? Reacciona niña, se inteligente por una vez en tu vida.

—Ay, que oso contigo tía. Mejor voy a encender el televisor. Siento que me estoy desactualizando.

Doña Evangelina estaba nerviosa, mientras esperaba calmarse con aquel té que se había preparado.

De pronto, llamaron a la puerta con unos golpes, que parecía alguien desesperado e impaciente.

—¿Qué esperas niña? No te me quedes viendo cómo idiota, ve a abrir.— Ordenó la tía.

—Asshh... Ya parezco yo la sirvienta. Te voy a tener que cobrar.

Martina dejó encendida la televisión. Y justamente cayó en el canal de noticias locales.
Mostraban a una reportera que se encontraba en medio de un barrio pobre, entrevistando a un chico de tez morena.

—"Y estamos aquí con el ganador, de nada más y nada menos, que de 20 millones de dólares. Este chico es tan afortunado al ganarse la lotería. Imaginense, su vida va a cambiar para siempre. Pasará de limpiar parabrisas en las calles, a codearse con la alta sociedad. ¿Cómo te sientes?.— Preguntó la reportera a Pepe.

—No pues... Todavía no me la creo... No creo que sea yo el que ganó tanto dinero. Es no lo vería junto ni en todititita mi vida.— Sonreía Pepe a la cámara.

—¿Y cómo piensas invertir ese dinero?.

—Pues todavía no se. Pero eso sí, me voy a comprar una casa bien grandototota, así bien grande cómo castillo.

—Pues muchas felicidades, y esperamos tener nuevas noticias de este joven, nuevo millonario.

Doña Evangelina apagó el televisor y lanzó el control remoto contra la pared.

—¡Maldito marginal muerto de hambre! No es posible que un piojoso tenga más suerte que yo.

—Tía ¿Qué pasa? Hasta allá abajo se oyen tus gritos.— Martina entró corriendo.

—Pasa, que la vida es tan injusta. Mientras nosotros caemos en desgracia, un pulgoso don nadie, se está ganando la lotería.— Dijo doña Evangelina, llena de rabia, mientras las lágrimas escurrían por su cara.

—Ya tía, no te mal viajes. Además, sabes que los nuevos ricos, casi nunca son aceptados en sociedad y bueno...

—Espera, se me acaba de ocurrir una idea que nos puede salvar el pellejo. — Sonrió la mujer, limpiándose las lágrimas del rostro.

—¿A que te refieres tía?.

—Tiene que ver con ese muerto de hambre que se ganó la lotería. Al parecer, vive en la indigencia y no tiene padre, ni madre, ni perro que le ladre.

—Me da miedo que sonrías así... No me digas que lo vas a matar.— Indagó Martina.

—Ganas no me faltan. Pero no, voy a hacer algo mejor. Me haré pasar por un alma caritativa, y no solamente eso. Le venderé la mansión, le diré que se la venderemos barata, pero con la condición de que nos deje vivir aquí. Ese pobre mugroso será fácil de manipular desde aquí. Y es aquí dónde necesito tu ayuda.

DELÍRIUMWhere stories live. Discover now