Capítulo 24

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Era muy temprano, cuándo Pepe se despertó.
Se había quedado dormido y se dio cuenta que estaba sobre el pecho de Brandon.
Lo observó detenidamente.
Su barba y sus cejas pobladas, y el porte tan masculino.
El color claro de su piel y aquellas facciones que lo hacían parecer un ángel.

Para él era cómo un sueño, pero tenía que volver a la realidad. Se encontraban en uno de los cuartos de la cruz roja, esperando por noticias de su amiga.

—Brandon.

—Mmm...— El sobrino de doña Evangelina aun dormía plácidamente. Así que Pepe se levantó y salió para pedir informes sobre la pelos.

Pero al salir de la habitación, se encontró a doña Evangelina.

—¡Doña Evangelina!. — Exclamó Pepe al verla y corrió a abrazarla.

—Ay querido, vine en cuánto me enteré. — Dijo la viuda, fingiendo estar preocupada.— Que noticia tan terrible, me siento tan mal por ella.

—Tranquila doña Evangelina. La pelos es fuerte y ella saldrá de esto, yo confío en que así será. Afortunadamente las lesiones no son tan graves, salvo un golpe en la cabeza y pues la violación que sufrió...

—¡Valgame Dios! Que barbaridad le hicieron a nuestra pequeña niña, lo que debió sufrir a manos de esos desgraciados. Por favor Pepe, permite que pase a verla, solamente así estaré tranquila conmigo y mi conciencia. Porque yo... Yo soy culpable de lo que sucedió. — Confesó la mujer entre lágrimas.

—¿Pero... Por qué dice eso doña Evangelina?.

—Yo no debí dejarla ir sola y a esas horas. Me siento tan culpable y esto me atormenta, por eso te suplico me dejes verla primero.

—Bueno, el doctor aún no nos ha permitido pasar, así que no creo que podamos en este mome...

—No te preocupes hijo, yo hablaré con el doctor y el seguro entenderá.

—Está bien doña Evangelina... Y una cosa más. No tiene nada de que sentirse culpable ¿Entendido?. Esto no es para nada su culpa, y no me gusta verla así, sufriendo. — Recalcó Pepe.

—Gracias mi vida, eres un sol.— La mujer se limpió las lágrimas y se fue a dónde estaba la pelos.


La chica había sido trasladada ya a una habitación del hospital.
Afortunadamente estaba despierta, pero aún tenía dolor en su cuerpo.

—Doña Evangelina, que gusto verla.— Saludó el doctor.

—Gracias e igualmente. Verá, me gustaría ver a la pelos, si no es mucha molestia.

—Bueno, acabamos de hacerle unos estudios y debe estar algo agotada, pero siendo usted, haré una excepción.

—Muchas gracias doctor, no sabe el favor tan grande que me está haciendo. Y recuerde decirle a Pepe que la chica tiene que estar en un psiquiátrico. Conocemos a un buen doctor ahí, y él la ayudará a superar este trauma, así cómo sus problemas de alcohol y drogadicción.

—Espero que así sea, y bueno, le daré unos minutos porque tenemos que darle de comer.

—Si, gracias.

—Pase a la 223 por favor.

Doña Evangelina se acercó a la puerta y la abrió lentamente, sorprendiendo a la pelos, quien no se imaginaba ver a la mujer ahí.

—¿Que quiere aquí?. — Preguntó la pelos.

La chica estaba acostada y con un vendaje en la cabeza.

DELÍRIUMWhere stories live. Discover now