Capitulo 20: Rota y hermosa

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Catalaia Archer

Abrí los ojos lentamente sintiéndome algo cansada y sobre todo dolorida. Quizá lo había soñado, pero no, había pasado. Nathaniel y yo habíamos tenido sexo y aún no podía creer que hubiera pasado. Pero menos podía creer que lo hubiera disfrutado a pesar de todo lo que había pasado en esos cinco años. No pude evitar esbozar una sonrisa. No se si era por el haber tenido sexo o por haber logrado haberlo tenido sin estropear el momento, pero sentía una emoción que pensaba perdida en mi interior, felicidad. Ladeé y Nathaniel no estaba en la cama, sentí algo pesado sobre mis pies y al ver de qué se trataba, morí de amor. Eleanor se había pasado a la cama cuando dormíamos acomodándose en el pie de la misma entre medio de los dos. Aún seguía dormida y solo así podía observar la hermosura de mi princesita. Verla era hermoso pero también algo triste. No pude estar con ella, ver como daba sus primeros pasos o cuando pronunció sus primeras palabras. No estuve con ella para acompañarla al primer día de colegio, no estuve con ella en ninguno de esos momentos y nada podría recuperar ese tiempo. Me levanté de la cama cuidando que ella no despertara y me dispuse a buscar a Nathaniel. Salí a la sala de estar y al verlo me quedé algo preocupada. Estaba recostado en la pared con los ojos cerrados y la charola con el desayuno que pretendía traernos, estaba en el suelo. Le hablé pero no me respondió. Era como si no me estuviera escuchando. Se tocaba la cabeza y fuera lo que le estuviera ocurriendo, parecía dolerle y bastante.

— Nathaniel me estas asustando

Abrió los ojos y al verme parpadeó un par de veces y mirando la charola respondió algo atontado.

— Arruine la sorpresa. Las llevaré a desayunar fuera.

— ¿Que? Eso es lo menos que importa ahora. ¿Qué te ha pasado? ¿Quieres que llame a un médico?

Negó con la cabeza insistiendo que eran sólo migrañas que le daban de vez en cuando. Yo estaba preocupada, en cambio él solo me miraba y sonreía. Le pregunté qué era lo que le hacía sonreír y solo contestaba que el verme, le era suficiente para que su día se arreglara. Yo aún no estaba segura del paso que estaba dando, pero me sentía bien. Lograba sentirme como antes de que todo ocurriera. Y es que por más que intentara olvidarlo, solo conseguía enamorarme más. Pero no tenía seguro si mi amor y mi venganza hacía Odette pudieran coexistir. Aquel era el primer día de prueba en una batalla estratégica en cómo ganarme a mi hija. Todo comenzaba en el desayuno. Ella me miraba con celos, al ver que Nathaniel intentaba ser amable conmigo o cariñoso, ella rápidamente intentaba llamar la atención. Al final mi pequeña salió igual de celosa que la madre y es que no podía quejarme del todo, si se trataba de Nathaniel, yo podía llegar a ser igual. Todo era nuevo para los dos. Era la primera salida en "familia" además de que no nos habíamos estrenado como padres en conjunto. Yo tenía una hija y no tenía idea de cómo ser madre. Cosa que me estaba frustrando y mucho. Mientras caminábamos por el parque lleno de gente, bullicio y música, miré a Nathaniel y su rostro era para nada el de alguien a gusto. Luego al ver el de Eleanor era parecido al de su padre. Definitivamente algo les sucedía a ambos y yo me sentía algo fuera de base sin saber qué era exactamente.

— ¿Estas bien?

— Si, es solo el sol que molesta un poco. ¿Qué tal si te espero en el área de fumadores?

Puse los ojos en blanco

— Tu no fumas Nathaniel. ¿Puedes decirme que te sucede? Es más..., no me digas que ya lo sé.

— Estoy bien.

— Ven

— ¿A donde?

Lo hice alejarse un poco del bullicio y estaba ciertamente enojada. Después de todo, de años de conocerlo y de saber que odio las mentiras, insistía en seguir ocultándome las cosas que le pasaban aún cuando eran evidentes.

Catarsis Where stories live. Discover now