Capitulo 3: Sigue latente los recuerdos

3.2K 444 38
                                    

Nathaniel Archer

Eso de intentar tener una vida normal estaba siendo un poco más difícil de lo que había pronosticado. Roxana oficialmente era mi novia ante todos y la prensa no había tardado en comentar y preguntar si ya había descartado la búsqueda de Catalaia. Una pregunta que cada vez que la hacían era como un puñal. Prefería evadirlas e intentar vivir lo más alejado de las cámaras posibles. Tomé un sorbo de café y al ver a Eleanor que no tocaba el desayuno pregunté.

— ¿Por qué no comes?

— Es que no tengo hambre.

— No podemos volver a lo mismo, Eleanor tienes que comer.

— Pero es que...

— Pero es que nada, termina tu comida.

— Papi...

— ¿Que?

Algo nerviosa dejó el vaso de jugo en la mesa medio lleno y moviendo las piernas con nervio y ansiedad respondió.

— Es que necesito una foto de mi mami. Tengo una tarea del colegio y ya tengo tu foto pero no tengo de mi mami.

— Lo siento, tendrás que hacer la tarea sin la foto de ella. No tengo fotos de tu mamá. Ahora ve y cepilla tus dientes que el chofer te está esperando.

Levantándose de la mesa se fue y Roxana mirándome algo indignada luego de llevarse un bocado a la boca arqueó una ceja y se quedó callada pero sabía que quería decir algo.

— ¿Qué ocurre?

— Eleanor no tiene tal tarea. Solo quiere una foto de su mamá. Y estoy segura de que debes de tener fotos de esa mujer.

— No tiene caso que Eleanor tenga la foto de su madre si nunca podrá tenerla a su lado. Es un dolor menos el que le estoy evitando.

— Dime una cosa, si esa mujer regresa a tu vida. Si después de todo este tiempo Catalaia regresa, aparece. ¿Qué pasaría entre tú y yo?

— Eso no va a pasar

— Esa no es mi pregunta.

Dejando los cubiertos sobre el plato un poco harto de tanta pregunta respondí.

— Nada pasaría. Nuestros caminos se separaron hace cinco años. Y aunque aún la amo no creo que volvería con ella. Ahora solo me resta olvidarla e intentar no volver a mirar hacia atrás.

Eso era lo que quería creerme. Pero era difícil compartir aquella casa con Roxana y tener tantos recuerdos de Catalaia en ella. Recordaba su risa, sus ocurrencias en la casa. Aún podía verla e imaginarla caminando por la casa y eso era desgastante. Conduje hasta aquella casa de ensueño que Catalaia había diseñado. El mandarla a construir y terminarla para mi era el mejor de los homenajes. Estaba vacía cómo si la casa aguardara la llegada de ella en cualquier momento. Entre a la casa y aquellos espacios tan inmensos eran igual de grandes de los que llevaba dentro. Caminé por la casa tocando las paredes mientras imaginaba cómo hubiera sido nuestra vida junto a nuestra hija. Prefería tener sus cenizas, al menos tendría el consuelo de saber que estaba muerta y no regresaría pero era peor el no saber si vivía o moría. Era desgastante y doloroso seguir una vida cuando sentía que aún no podía cerrar capítulo porque todo había quedado inconcluso. Salí al jardín y sentándome en una banca frente a las flores suspiré.

— A veces quisiera ser más fuerte cariño. Me duele amarte porque no te tengo aquí para hacerlo. Quiero rehacer mi vida pero por más que lo intento simplemente no puedo. Desde que te fuiste muero por morir y lo único que me detiene es Eleanor. Me duele aceptar que no volverás, que lo más posible sea que ya no estés viva. Eso es lo más que me desarma, que jamás tendré la certeza de eso.

Catarsis Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum