Capitulo 50: Cae en su cauce

3.3K 437 56
                                    

Catalaia Archer

Habían pasado algunos días y aunque con mil precauciones ya Nathan estaba en casa. No podía dejar de mirarlo, de ver cómo una cosa tan bonita se robaba mi corazón cada vez que respiraba. Nathaniel entró al cuarto y ya sabía por dónde iba a venir. El mismo cuento..., la jodida carta.

— ¿Podemos hablar?

— Si es sobre Ellen mejor no.

— Eres madre, dime cómo te sentirías si tus hijos te rechazan como lo estás haciendo tú.

Apreté mis dientes y sin dejar de mirar a Nathan respondí.

— Yo jamás abandonaría a mis hijos

— Ella no te abandonó. Tú te has empeñado en creer eso que es distinto. La vida da muchas vueltas Catalaia y estas perdiendo un tiempo que es muy valioso. Solo ten en cuenta eso. En unos días es el juicio de Odette y sería mejor que antes de ir, resuelvas eso que se que por dentro te afecta tanto.

Me dejo a solas asegurando que tenía mucho que hacer pero se que en el fondo solo quería que mi mente me diera vueltas una y otra vez. Agarré la carta y algo nerviosa y confundida la abrí rogando que nada de lo que estuviera escrito me cambiara el parecer.

Querida hija

Si estás leyendo estas líneas es porque has elegido alejarme de tu vida y yo ya estoy muy lejos. Respetaré tu decisión pero quiero que sepas que siempre te he amado aún sin haberte podido criar. No hubo día en el que no pensara en ti. El dolor de haberte creído muerta había acabado con mi vida. No deseaba nada más que morir. No solo te había perdido, había sido engañada por un hombre que se burló de mis sentimientos dejándome embarazada de ti. No volví a ser la misma. No quería volver a creer en el amor ni a tener hijos hasta que aparecieron en mi vida Nathaniel y Margaret. Gracias a ellos pude seguir adelante y darles el amor que hubiese querido darte a ti. Catalaia, nunca te abandoné. Todavía no comprendo cómo es que sucedió, solo se que tu padre logró alejarme de ti. Te arrancó de mi lado y cruelmente me hizo creer que habías muerto. Mi único pecado fue descuidarme por unos segundos. Te secuestraron y después de semanas en agonía por no saber de ti, la policía me informó que te habían encontrado muerta. Tú más que nadie puedes entender lo que se siente perder a un hijo. Yo te perdí a ti y aún así tuve que seguir con ese vacío. Tú tienes a Nathan y a Eleanor. Yo no pude tener más hijos porque la culpa me carcomía. Si de algo deseas culparme, sería por ese descuido que tuve. Pero jamás podré aceptar el que pienses que te abandone. Esa es la mentira más grande que puedes creerte. Me duele en el alma que me hayas sacado de tu vida, que me odies como lo haces porque por ti lo único que siento es un profundo amor. Jamás podría odiarte hija, jamás podría olvidar quien eres porque siempre serás mi hija aunque no vuelva a verte.

Te amo, te amare siempre y por que te amo me alejare de ti. No quiero causarte molestias, no quiero que sientas mi presencia si te es incómoda. Me iré de tu vida, de tal manera que no tengas problemas. Aunque esté lejos de ti, tú madre siempre pensará en ti y te amará con el alma. Espero que seas muy feliz, te lo mereces más que nadie en este mundo.

Con amor

Ellen

Derramé lágrimas dolidas y confusas. Fueron tantos años deseando una madre y ahora que la tenía simplemente no podía aceptarlo. Pero algo en mí se había movido con aquella carta. Me di cuenta de que no la odiaba. Jamás podría odiarla. Agarré el móvil y con la mano temblorosa y el corazón latiendo fuertemente llamé a su móvil pero salia desconectado. El deseo por saber de ella comenzó a invadirme y no lograba saber nada de ella. Fui a su casa pero todo estaba cubierto con sábanas y la doméstica apenas estaba terminando de empacar algunas cosas. Con un sabor amargo en la boca mirando todo tan sombrío y sin vida pregunté dónde estaba Ellen. Era una estupida, era una imbécil y todos los jodidos adjetivos negativos iban para mí ese día. El orgullo y la necedad me habían alejado de lo que tanto había deseado en la vida. Le pedí a la doméstica alguna pista pero Ellen simplemente se fue con unas pocas cosas y no dijo a dónde iría.

Catarsis Where stories live. Discover now