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Mi cardiólogo y todos los médicos que alguna vez en mi vida me han recibido en consulta deberían de estar orgullosos de mi. 

No estoy teniendo un maldito infarto. 

Todavía. 

Acabábamos de hacer nuevamente la revisión de nombres de los soldados caídos. Mi corazón se detuvo cuando leí Travis... Simpson... Así que volví a respirar. 

Pero cuando leímos que habría no un equipo, si no tres, que volvían a casa el silencio fue sepulcral, llenandonos de ilusión y esperanzas para que posiblemente fuesen aplastados.

Así que intenté olvidarlo e irme a clases como cualquier día normal, aunque mi cabeza no estuviese en ello, aunque ninguna fórmula viniese a mi cabeza. Las horas eran más largas que nunca, la gente con la que solía tener conversaciones animadas, me frustraban cuando querían hablarme, los profesores me sacaban de quicio con sus preguntan y sonrisas de "eres una de mis mejores alumnas". Ya lo sé, por algo soy excepcional, más alta que la media. No dispares al mensajero, es así, lo dicen exámenes y teste de IQ (coeficiente intelectual)

Cuando acabaron las clases, Mitch estaría trabajando en el bar, Dyl haciendo prácticas en el hospital y Car en casa estudiando con Sara.

Decido coger algo de comida en la cafetería de la universidad, unos bocadillos y trozos de torta para todos. Me toca cocina hoy, y como veras, mi humor, no me lo permite.

Pero toda la mañana de ir y venir en mi cabeza no me preparó para la imágen que tengo frente a mí, nada más cruzar la puerta de nuestra gran casa.

Luc.

Mi Luc.

Mi hermano.

Sosteniendo a Sara en sus brazos, su rostro surcado en lágrimas, Car apoyada sobre él, su enorme hombro tapado por el pelo de ella que también se encuentra llorando. Y no puedo evitar que mis ojos se conviertan también en una fuente.

Porque está aquí, mi hermano está aquí. Pero no conforme, comienzo a mirar por todos lados sin moverme del sitio. ¿Dónde está él?

Después de varios segundos observando la escena, soy percibida.

Los ojos que observo todos los días en el espejo me confrontan, y una enorme sonrisa se extiende por su cara. Deja con cuidado a mi adormilada y preciosa sobrina sobre los brazos de su madre. Restriega sus manos por su cara y se levanta. No puedo moverme, no puedo si quiera respirar.

Cuando imagine este momento yo iría corriendo hasta sus brazos llena de felicidad. Pero esto, esto es jodidamente dificil. Dos años de mierda, dos años añorándolo, dos años a ciegas. Y ahora está aquí, caminando hacia mi. Con su preciosa sonrisa y sus brazos abiertos.

Mi cerebro hace click.

Y por fin.

Corro.

Sollozo, moqueo, gimo, parezco un cachorro recien abandonado.

- Patito, mi niña preciosa- susurra en mi oido, con sus brazos; más grandes que nunca, creando una celda a mi alrededor, llevándome casi al punto de no poder respirar. Pero por primera vez en mucho tiempo, lo hago, mis pulmones se llenan de aire, y es la mejor sensación que he tenido en mi vida. La tranquilidad me invade llevándome a un estado de somnolencia. Llegando a un nirvana.

Está aquí entre mis brazos. Mi otra parte, mi otra mitad. Ha conocido a su preciosa hija, ha vuelto a casa, sano y salvo. Y jodidamente lo voy a atar a una silla, porque juro que jamás se volverá a marchar. 

Una vez que me suelta, hago lo que tanto tiempo llevo deseando hacer. 

Lo golpeo. 

En el estómago. 

Duro. 

-Ouch...¿Y eso por qué mierda es?- dice con un sonido estrangulado. 

- Por todo y por nada, y no se te ocurra maldecir delante de mi sobrinita- me agara en otro corto abrazo t besa mi coronilla. 

-No te preocupes, le decía a mis dos mujeres, ahora tres, que no voy a volver, me he matriculado en la universidad con la beca de futbol, unas pruebas en el campo y estoy dentro. 

- Eso me gusta- sonrío con sinceridad. Pero no llega a mis ojos del todo, y mi hermano lo nota. Y sabe por qué es. 

- No está aquí, deja de mirar todas las esquinas.

- ¿Dónde está?- pregunto con miedo. 

Suspira y sé que no me va a gustar lo que tiene que decirme. Pero aun así quiero oírlo. 

- Cuando desembarcamos en San Diego, dijo que necesitaba...tiempo... a solas. Lo primero que hizo fue llamar a Mad y a Lily, avisándolas que, en cuanto pudiese iría a verlas- mi corazón se rompe un poco- Yo vine directamente en el primer vuelo, todo lo que amo está aquí...asi que...

Tal vez no debería de doler. Pero duele. La mención de "todo lo que amo..." Y el ni si quiera me llamó. Llegó, aviso a su familia, pero a mí no me llamó. No termina la frase, dejándolo en el aire, como si yo tuviese que hacerme a la idea de lo que viene. Pero tengo que preguntar. 

- ¿Va a venir?- su suspiro lleno de tensión es la única respuesta que necesito, y cuando mi mirada se encuentra con la suya, veo compasión, dolor... de mi. Observo a Car y cuando nuestros ojos se conectan, ella gira la cabeza. Llorando por mi. 

Lo odio. 

No quiero la compasión que me están dando. Solo necesito pensar. Y una botella de vodka, tal vez eso me ayude ahora mismo. 

- ¿Por qué?- soy masoquista.

- No lo sé- niega lentamente- cuando pisamos tierra su cabeza dio un giro. La guerra es dificil patito, hemos visto, hemos hecho cosas que...no voy a llenarte con esa oscuridad, con ese polvo que traemos del desierto contaminado. Pero yo tenía a esta maravillosa personita que debía conocer- dice mirando a Sara lleno de amor- El...solo...solo...

- No era suficiente- termino por el. 

Mis ojos vuelven a empañarse. 

¿No soy suficiente para regresar? ¿para luchar? ¿qué cambió?

Aquellas palabras finales en nuestras cartas...¿no eran suficientes? ¿Eran vacias?

La primera persona a la que una vez dije te amo con todo mi corazón. La primera a la que me atreví a decirselo, en la que confié.

Definitivamente mi corazón se rompe, y algo más que desconozco.

Narra Luc

Lo mataré, voy a matarlo por poner esa mirada en la cara de mi hermana. 

No está muerto, no está herido, por lo menos no fisicamente. Pero le esta haciendo daño a ella. Y no puedo decirle la verdad. Porque eso mataría a mi patito. 

¿Cómo decirle a  una de las pocas personas que más amas en el mundo, que la pesona por la que esperó durante dos años, la persona de la cual está enamorada, esté seguramente borracho como el culo, y follándose a una puta en un jodido club, rodeado de otros compañeros de guerra?

No puedo hacerle eso. 

No puedo decirle la verdad. Ni a ella, ni a Car. Toda la suciedad, la muerte, las mentiras, las traiciones, las destruiría. Las quemaría. 

Yo tenía otra batalla que librar cuando volviese a casa. Una batalla bienvenida con la mujer que amo y mi recien conocida y bellísima hija. Crear una hermosa familia. Llena de amor. 

Trav también la tenía. Tiene...tenía a Dani. Pero en los últimos seis meses...se perdió. Se perdió en los prostíbulos de Tailandia e Irak cuando estábamos de descanso. Se perdió en el alcohol, como muchos otros de nuestros compañeros y amigos. Y no me extraña en absoluto, después de todo. La guerra no se libra solo en el campo de batalla, la guerra más peligrosa es con la que juegas en tu cabeza. 

Y creo que mi hermano, y mejor amigo, perdió esta última. 

Como mi tintaМесто, где живут истории. Откройте их для себя