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Zona fronteriza ,Kabul; Afghanistan

28 octubre, 2014

08:46 a.m.

Nueve meses, de los cuales ocho llevamos en este infierno al que llaman guerra. El primer mes estuvimos en la Costa Atlántica de Argentina, no recuerdo ni a donde nos llevaron, solo que no teníamos una ciudad a unos 150 km. Zona de entrenamiento militar de alto rango americano, lo llamaban, más bien zona de tortura para capullos. Definitivamente una vez vuelva pasaré unas semanas en Argentina, rodeado de playas, personas sin la intención de bombardear mi comboi y alcohol.  

Hace cuatro meses que no me comunico con nadie de casa. Unos días depués de la graduación de todos tuvimos la oportunidad de llamar. Luc ofreció su tiempo para que yo pudiese hablar con mi madre durante seis minutos, en vez de los tres reglamentados por soldado. Todos estaban bien. Lily ya era mi hermana oficialmente y Dan se había mudado con ellas para no estar las tres solas. Al principio sufrieron juntas, luego comenzaron a adoptar su rutina nuevamente. Fue como una salvación escuchar aquello. A los chicos les cogieron en sus universidades predilectas. Sin embargo, Car, recibió una beca completa y se encontrará ahora mismo en Harvard, con Dylan y con Dan. Esta devió decidir que en realidad su sueño si que era Harvard, que Arizona era solo un capricho. Todos pasaron las vacaciones de verano en casa, juntos, con Lily y mama. Pero en Navidades volarían nuevamente al pueblo y repetirían la cena. Deben de hablar entre ellos constantemente. 

Palpo mi pecho buscando el bolsillo que siempre está cerrado y guardo como un tesoro, mi mano choca contra mis placas militares, un recordatorio innecesario de donde me encuentro. Abro el bolsillo y observo la foto, parece tan antigüa, tan manoseada. Placidamente dormida, con esa imagen en la cabeza me acuesto y me levanto todos los días con la fuerza necesaria como para seguir aquí. Dan...

Aviso soldados. Despliegue de mensajería en área de comunicación. Despliegue de mensajería en área de comunicación.

Cada dos meses esa voz petulante y robótica resuena en todo el campamento como si fuese la voz del Espíritu Santo. Todos nos levantamos y corremos, aunque muchos de nosotros nunca hemos recibido una carta. 

Veo a Luc en la entrada preparádo, siempre llega de los primeros, y siempre nos inunda una tremenda decepción. A los dos. 

Comienzan a nombrar a los hombres y mujeres que reciben la correspondencia. Paquetes, con fotos, cartas, tabáco, revistas porno, es un maldito desfase. 

Lucas Halen. Dos.

¿Qué, Lucas? ¿Dos? ¿Dos paquétes, dos cartas?


Lo veo prácticamente correr hacia la carpa. Deseoso de información sobre Car. Mierda, está tan jodidamente enamorado de ella, que solo verlo me recuerda al amor que siento yo por Dan. Aunque jamás, día tras día, nunca puedo olvidarlo. 

Travis J. Dos. 

Estoy en shock, literalmete. Hasta que Luc me golpea en la espalda con una sonrisa radiante.

- Coño ve, las abriremos juntos. 

Si antes héramos hermanos, ahora no se lo que somos, ninguno podría sobrevivir sin el otro aquí. 

Me adelanto y cojo mi correspondencia, todavía con mi mente en blanco. Un paquete y una carta. 

Nos sentamos juntos, apartados un poco de todos, sobre un Humvee inutilizado. Voy por el paquete marron, empiezo a quitar las primeras capas, y me encuentro un envoltorio de color morado. Lily. Decorado con te queremos y te añoramos por todos lados. Dentro, dos cartones de tabáco (suspiro, aleluya) ¿mermelada casera? y un reloj air force, regalo de cumpleaños, dice. Una escueta carta llena de palabras lacrimógenas y fotos de mi madre y Lily juntas. 

Como mi tintaWhere stories live. Discover now