Epílogo3

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(penúltimo epílogo)

Narra Travis

Solo puedo pensar en ese incríble llanto, en la fuerza de los pequeños pulmones que inundan la sala del más maravilloso sonido que jamás escuché. El sonido de la vida. El sonido de mi hijo. 

Caleb Kenny.

Un hermoso bebé de tres quilos y cuatrocientos veintiocho gramos, de cuarenta y nueve centimetros que ahora reposa en mis brazos, sus manos se mueven en busca de algo, por instinto, llevo mi dedo hacia su diminuta mano, cuando veo agua en ella, una lágrima, mi pequeño y hermoso hijo. Una suspiro lleno de alivio y amor deja mi labios mientras dirijo estos a su pequeña cabeza desnuda, con algo de pelo negro sobre ella, como una pelusilla. Mi pelo, tiene el color de mi pelo.

Sin apartar los ojos de él giro hacia los sollozos dispares que escucho tras de mi, observo a mi chica, al amor de mi vida, ese amor por el que luchamos, lloramos, sufrimos y tanto disfrutamos, ese amor que ahora esta representado en na pequeña bolita rosada, en Caleb.

Con mis ojos empañados en lágrimas me acerco a ella sonriéndo, creo que jamás en mi vida tuve una sonrisa tan sincera, un paz interior tan inmensa.

Besando la frente pegajosa por el esfuerzo de Dan, mirando su sonrisa mientras ella observa a nuestro regalo, con toda la delicadeza que puedo encontrar dentro de mi llevo su cuerpecito hacia el de su madre.

Mamá y papá.

Soy padre.  Un padre feliz y asustado a la vez. Pero todas las dudas, todas las posibles preguntas que rondaban mi cabeza, cuestionandome, han desaparecido de un plumazo, no están, no existen, porque se, con toda mi alma, que seré el mejor padre que mi pequeño hijo podrá tener jamás. Porque vamos a darle un hogar lleno de amor. Vamos a amarle y a luchar por él hasta que el tenga que hacerlo por nosotros.

Me incorporo para colocar parte de mi cuerpo sobre la cama, al lado de mi vida, de las dos personas más importantes de mi presente y mi futuro. Apoyo mi barbilla sobre la cabeza de Dan, besando esta, mientras veo como mi hijo se alimenta por primera vez, como su perfecta y sonrosada boca atrapa el pezón de su hermosa madre que le continúa dando vida. 

- Te amo- le digo en susurros- Os amo tanto a ambos que no se que sería de mi si nunca os hubiese conocido. Sois mi vida Dan, sois el tesoro más grande que cualquier hombre podría sostener en sus manos. 

- Te amamos tambien cariño- dice subiendo su mirada, todavía nublosa por las lágrima- Te aseguro que te amamos de igual manera. 

Beso sus labios con delizadeza para luego hacer lo mismo en su frente. 

Está agotada, sus múculos lánguidos por el esfuerzo, un parto relativamente rápido pero muy doloroso, dijo Safi. Ya que no pudieron ponerle la epidural debido a sus tatuajes. Nos habían avisado en las sesiones mensuales, y ella dijo que no importaba, aunque yo venía loco literalmente, ni siquiera imaginando cuan doloroso llegaría a ser. 

Acaricio el pelo mientras un placentero silencio nos rodea, cada uno mirando a Caleb con magníficas sonrisas. 

- ¿Le enseñarás a boxear?- pregunta Dan, dejándome un poco impactado. 

- ¿Quieres que lo haga?

- Mientras no termine en peleas ilegas o metiéndose en el ejercito soy feliz- rio ante la ocurrencia, no definitivamente no quiero a mi hijo en el ejercito. 

- Entonces, tal vez lo haga. 

- Quiero que lo hagas, que lleve también una de tus pasiones consigo, es un buen deporte, un buen catalizados. 

- Entonces aprenderá a boxear. ¿Qué pasión le enseñarás tu?- se queda pensativa unos segundos y luego una sonrisa se asoma en su precioso rostro, no sin antes dar un bostezo.

- Será mi niño de mamá, comeré helado con él en la terraza, le enseáré a conducir, coches y tatuajes. Será todo un chico malo- dice entre risas, hasta que para abruptamente- Por dios, boxeo, coches y tatuajes, es como la fórmula perfecta para un pequeño rompecorazones. No, definitivamente será un niño de mamá, hay mucha lagarta suelta- comienzo a reir. 

- ¿Qué lo tendrás encerrado en casa toda la vida?

- No- me mira indignada- le pondré gafas y frenillos, peinaré s pelo todo hacia un lado y abotonaré sus camisas de cuadros coloridas hasta el primer boton. 

- ¿Quieres un nerd como hijo?- bromeo con ella. 

- Lo quiero alejado de las Sili´s, ¿te imaginas como serán dentro de dieciseis años? los niños vienen muy adelantados ahora, y mi niño será un precioso ser inocente. 

- ¿Te estas escuchando?- pregunto algo confundido, tal vez si que la drogaron y no me lo dijeron. 

- Perfectamente.

- Bueno, le amaremos sea como sea, o en lo que malditamente lo conviertas- digo. 

- Tendremos que dejar de maldecir tanto, o su primera palabra será mierda- dice sonriendo. 

- En eso estamos perdidos cariño. 

Una enfermera entra mirando a Caleb que ya dejó de comer, nos informa que debe llevarlo con ella, mientras nosotros vamos a la habitación donde Dan esperaba dilatando. 

Cuando dos auxiliares sonrientes, a los que reconozco como buenos amigos del tabajo de mi chica, ruedan la cama por el pasillo, yo me dirijo hacia la sala donde se encuentran todos mis amigos y familiares. El anuncio del perfecto nacimiento de Caleb Kenny hace que todos vitoren y corran a brazarme, palmades, besos, hermosas palabras de todos. A los cuales digo, que mañana podrán visitar a la mama y al bebe. 

- Mi niño- mi madre con lágrimas en los ojos me arropa entre sus brazos, este es, este es el sentimiento de amor incondicional que mi hijo obtendrá por nuestra parte. Mi madre levanta la cabeza de mi pecho y sostiene mi cara entre sus manos- Estoy tan orgullosa de vosotros dos cariño, tan orgullosa de todo lo que habeís conseguido juntos, de la belleza de vuestra relación. Esto es todo lo que siempre quise para ti, mi niño, esta es la razón por la cual una madre sabe que pase lo que pase su hijo será feliz. Eres un luchador nato, y ahora tienes que ser un protector para esas dos hermosas personas por las que tanto has peleado. Estoy muy orgullosa de ti. 

Admitiendo que lloré con el discurso de mi madre; otra vez, doy media vuelta una vez todos se van, hacia la habitación de Dan. 

Al entrar veo que está dormida, totalmente derrotada, hermosa y graciosa en ese camisón inantil de hospital. Me acerco a ella y me quito los zapatos, necesito arroparla, estar cerca de ella, sujetarla, abrazarla, seguir amándola. 

Asi que lo hago. 

Y así concilio el sueño, junto al amor de mi vida, y con el nacimiento de mi hijo. 

                                                                   Continúa...

Como mi tintaWhere stories live. Discover now