-15-

16.3K 1.2K 31
                                    


Miedo. Tiene miedo. ¿De qué? mierda no tengo ni idea de nada, no se que siento, no se que quiero, no se que hacer con él aquí, en mi casa, ahora. Aprendí a vivir con ese sentimiento de separación, con ese ansia de reconciliación. Esto último se fue al carajo cuando Luc volvió la primera vez sin él. 

Firmar papeles en San Diego mi culo. 

Podría haberme dado un jodido aviso, para prepararme mentalmente, al estilo encerrada en mi habitación haciendo bolita y drenando mi cerebro. Pero no. Suelta el bombazo así como así. Y además se presenta con una tia escultural, la cual durante los primeros minutos recibe todos mis instintos asesinos, miradas mordaces y pensamientos de aniquilación. Hasta que dijeron que era lesbiana. Pero mierda, ver como se pegaba a él, con tal familiaridad hacía que mi cabeza doliese. 

Dos frases fueron dichas, tras un silencio sepulcral, en el cual, dudo mucho que ninguno de los dos supiese que hacer. Después de otro silencio simplemente me levanté y me marché. 

¿Por qué?

¿Tú lo sabes? Yo tampoco. 

Pero no podía estar ahí sentada cerca suyo, tan cerca y tan lejos. 

Es como si mis sentimientos ya no fuesen reales, y esta idea surgió nada más verle ahí de pie. Como si todo lo hubiese idealizado durante este tiempo a un nivel totalmente platónico. 

Joder, ¿esto era lo que quería no? que volviese a mi. 

Kyle se marchó poco después de mi regreso tras "hablar" con Travis. Todos me miraban como si fuese a explotar de un momento a otro. Pero no lo hice, me recompuse, y comencé a organizar como dormiríamos. Car con Luc, Mitch y Dylan, y Camille y Travis en otras habitaciones. Separados. Lo se, soy una maldita loca. Subí directamente a mi cuarto e hiberné. Entré en coma absoluto hasta la mañana siguiente. 

Ahora estoy en mi sitio en la mesa de la terraza, el silencio es bienvenido, el amanecer tranquilizador, y el ruido del agua de la piscina atrayente. 

Sin embargo, esto se rompe cuando la puerta de cristal se abre y aparece la soldado. Fantástico. 

- ¿Puedo sentarme?- pregunta un poco cohibida. 

- Por supuesto, estas en tu casa- lo digo por amabilidad, porque aunque sea totalmente desquiciado, la tiraría a patadas por la puerta. Y no se por qué.

- Tienes una casa muy hermosa- dice bebiendo de su taza de café y mirando hacia el horizonte. La mejor vista de toda la ciudad. 

- Fue ver esta terraza y decidir inmediatamente que tenía que ser nuestra- sonrío ante el recuerdo. Rie un poco. 

- ¿Me va a costar ganarte, cierto?- pregunta cambiando de tema totalmente. 

- ¿A qué te refieres?- me hago la tonta. 

- No eres estúpida Daniel. Y yo tampoo- dice ahora mirandome, sin sonrisa, pero con amabilidad- Aunque te parezca una estupidez es como si yo si que te conociese. 

- No te entiendo- o comienza a ir al grano, o voy a tirar mi café hirviendo por su hermoso pelo. 

- Conocí a Luc en cuanto llegué a la base, unos seis meses después a que el fuese destinado al campo- asiento para que continúe- Las mujeres lo tenemos jodido en el ejército ¿sabes? somos pocas, y tienes que demostrar dos veces más quien y que eres que los hombres. Pero yo lo conseguí, comencé a ser una más. Los sentimientos se cuadruplican allí. Yo no tenía familia antes de entrar, así que en realidad necesitaba apoyo, cariño. Y era igual para todas las mujeres. Parece una estupidez ahora, pero todas buscábamos la protección en los chicos, queríamos que nos pusiesen en un pedestal, que nos tratasen como iguales pero con cariño. 

- Puedo llegar a entenderlo- y es verdad, porque yo hice lo mismo con los chicos en el instituto. 

- Lo que ninguna de nosotras sabíamos, es que ese pedestal ya estaba ocupado- me mira con una sonrisa- Danielle Halen, Dan, Dani, patito...- frunzo el ceño- Tu eras el prototipo de mujer que todo soldado destinado quería, cartas y paquetes mensuales, con apoyo, cariño y amor. Ahí fue cuando comprendimos que nunca estaríamos a la altura de la platonizada Danielle- suelta una pequeña risita- Creo que todas te odiabamos un poco. Cada vez que llegaba uno de tus paquetes el campamento entero se paraba, era increíble el poder que tenías sobre estos dos chicos a tantísimas millas de distancia. Todos corrían a ver que había dentro de la caja, los chicos lo compartían, pero las dos cartas jamás eran tocada. Una para Luc y otra para Travis. Te convertiste en su fuerza, en su meta. Enviaste dos fotos de tu graduación, una de un grupo de muchachos y otra tu sola- me mira y vuelve a reír- Colgaron tu foto en la jodida cabaña principal. Travis era la envidia del campamento. Eras como la novia de todos, sin que te conociese ninguno de ellos. 

- Menuda locura- digo en un susurro, haciendo que las dos riésemos. 

- Si, una locura- su gesto se vuelve serio y pensativo- Comenzaron los ataques rebeldes, mucho mas duros, más sangrientos, comenzaron a morir soldados americanos, la tensión, el descontrol y el miedo se hicieron presentes. Creo que todos nos dimos cuenta en ese momento que estábamos solos. 

- ¿Por qué me estás contando esto?- le pregunto. 

- Porque necesitas entender el miedo. Y la culpabilidad que lo sigue. Porque ni Luc ni Travis, van a contártelo. El polvo- finaliza.

- ¿El polvo?

- La mierda, el horror, el caos, las catástrofes, la desilusión. El miedo Dani. Miedo puro y crudo. Eso es lo que vivimos, lo que sufrimos allí. Desesperación ante lo desconocido. El campamento se volvió rudo, frio. Ya no sonreíamos, ya no esperábamos. Solo actuábamos. Nos convertimos en pequeñas cáscaras para poder dar pasos de gigante cuando lo único que queríamos era darlos de bebe- da otro sorbo a su taza de café y yo me enciendo un necesitado cigarro- Una noche lo cambió todo. Nos cambió a todos, a unos más que a otros. No te puedes imaginar el horror Dani. Nadie jamás podrá explicartelo y que lo llegues a entender. El primer batallón de ayuda estaba formado por treinta soldados, solo sobrevivieron dos. Travis era uno. El otro se suicidó a la semana. Luc y yo pertenecíamos al segundo batallón de ayuda, por lo que no vivimos todo lo que pasó allí, pero habían terminado con los rebeldes del pueblo. Estaba todo hecho. De las doscientas personas que vivían en el pueblo solo salieron cuarenta, y muchos perecieron por heridas o angustia. 

Una lágrima rueda por su mejilla. Tiene razón, jamás podré imaginar todo aquello. 

- Travis se convirtió en una especie de héroe dentro del campamento y del ejercito. Pero en su cabeza los cables se cruzaron y comenzó su autodestrucción. No voy a contarte los pecados, si llega el momento será el quien te ilumine. Le conocí de verdad en terapia, hace menos de dos semanas, nunca habíamos cruzado palabra antes.

Terapia. Luc había llevado a Travis a las terapias de soldados. 

- Conoceló Dani, deja que se presente. Ya no es el mismo hombre. Y aunque no quiera reconocerlo, te necesita. El se irá abriendo poco a poco a ti- finaliza.

- ¿Cómo lo sabes?

- Porque mierda, nunca vi esa clase de amor y devoción en los ojos de un hombre. Y el dolor de la pérdida. Por todo lo que hizo al final. 

- ¿Pérdida?

- Piensa que te ha perdido Dani, en su cabeza, tu ya no le amas porque el no es el hombre que fue. 

- Eso es mentira- digo medio suplicante. 

- Demuestraselo. 

Como mi tintaWhere stories live. Discover now