—¿Mi ayuda? ¿Para que?.— Cuestionó Martina.

—Eres bonita. Estoy segura que el marginal muerto de hambre, quedará deslumbrado con tu belleza, se enamorará de ti y no dudará en hacerte su esposa. Así que te sugiero, uses todas tus armas de seducción querida. Dios mediante, todo saldrá bien.— Se persignó la mujer.

—Pero tía... O sea, reconozco que el indigente ese pues... No es feo, pero no, que horror... ¿Yo seduciendo a ese apestoso?.— Se horrorizó Martina.

—A menos que tengas un buen plan, no veo de que otra manera salvarnos de la calle. Este pulgoso asqueroso, nos va a ser de gran ayuda. Él no tiene a nadie en el mundo, y necesita alguien que lo guíe. Esos seremos nosotros, pero claro, tendremos el pequeño truco de que, tu lo vas a seducir, te vas a casar con él y una vez consumado todo, le robamos la fortuna y nos largamos a Europa, ¿Qué te parece? ¿Verdad que tu tía es un genio?.

—¿Y dónde lo vas a localizar?.— Preguntó Martina.

—Es fácil, voy a llamar al noticiero y pediré su dirección. En el canal conocen a la familia, tu tío era buen amigo del dueño, así que no se negará. Tendré que ir a meterme a ese barrio de porquería, para salvar nuestro honor y nuestro apellido. Ya verás cómo en menos de lo que canta un gallo, volveremos a ser ricos.

En otro lado...

Te juro que todavía no me la creo.— Dijo Pepe, mientras veía el boleto una y otra vez.

—Eres un suertudo. No me imaginé que lograrías sacarte la lotería. ¿Y que vas a hacer?.— Preguntó el chacal.

—Pues no sé. La reportera me preguntó lo mismo, pero aún no sé. A lo mejor comprar una casa de esas grandotas que tienen un montón de cuartos y alberca y estatuas y esas cosas.— Pepe estaba emocionado con la idea de gastar su dinero.

—Seguro te vas a olvidar de nosotros ¿Verdad?.— Le reprochó la pelos, mientras los tres descansaban en el parque, luego de ofrecer entrevistas para televisión, radio y periódicos.

—No seas tonta. Quiero que los dos se vayan a vivir conmigo. Quiero que los tres, tengamos la vida que siempre soñamos. — Dijo Pepe, mientras se imaginaba la vida que le esperaba.

—Pero al fin, es tu dinero. Nosotros no tenemos derecho sobre el. Por eso creo que lo mejor, será que sigamos viviendo aquí y pues, te podemos ir a visitar cuándo podamos.— Argumentó la pelos.

—Pues... Yo... A lo mejor te tomo la palabra.

—¡Chacal! ¿Me vas a dejar aquí sola? Que no se te olvide que el Chuky nos ronda y pues... Si ustedes no están, el podría... Pues ya saben. — La pelos estaba preocupada por lo que pusiese pasarle, ahora que Pepe no estaría y que quizás, el chacal también se iría.

El futuro estaba cambiando para ellos. Aunque todo parecía pintar bien, eso estaba lejos de ser así.

Continuará...




Continuará

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Pepe

El Chacal

Brandon

DELÍRIUMWhere stories live. Discover now