Juliana Valdés era una chica soñadora, acababa de llegar con su madre y su hermano a Los Ángeles. Como ellos eran inmigrantes recién llegados, se quedaban en casa de la tía de Juliana, una mujer conservadora que amaba recordarles que vivían ahí solo...
De repente la risa se hizo llanto, silencioso y blanco como la bruma; de las bocas unidas se hizo espuma, y de las manos dadas se hizo espanto. De repente la calma se hizo viento que de los ojos apagó la última llama, y de la pasión se hizo el presentimiento y del momento inmóvil se hizo el drama. De repente, no más que de repente, se volvió triste lo que fuera amante, y solitario lo que fuera contento. El amigo próximo se hizo distante, la vida se volvió una aventura errante. De repente, no más que de repente
01 de junio de 2021 - 1 mes después / Casa Valdés - Los Feliz
Desperté con sus ojos sobre mí. Su mirada tan tierna y amorosa, y ahora había adquirido un toque especial. Note que tenía su mano apoyada en su cabeza y me miraba como si fuera uno de esos objetos raros expuestos en las galerías más famosas del mundo.
- ¡Buenos días!
- ¿Me estabas viendo dormir?
-La respuesta correcta es: admirándote dormir.
-Amor...
-Generalmente eres linda, pero hoy estas deslumbrante, con un aire de lindos tulipanes en los campos. Y tienes un detalle que nunca voy a superar.
- ¿Cuál?
-El puchero que hacer al dormir.
Siempre consigue dejarme sin palabras, pero eso no me impidió sonreírle. Ella entonces tomo una flor:
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Que no sé de donde surgió y comenzó a pasarla desde mi frente, mi nariz y paro en mi barbilla y aun con la flor sobre mi mejilla me dio un beso suave con sabor a ligereza y pureza, la ligereza de su mirada y la pureza de su corazón.
-Ahora sí, Buen día.
Después del beso, me señalo una linda bandeja con el desayuno.
-Wow, que desayuno más rico. ¿Alguien finalmente está aprendiendo a cocinar?
Me levante un poco, acomode la bandeja en mis piernas y mientras comía, la hacía comer conmigo. Aun con el pasar del tiempo ella no perdía la manía de no comer nada por la mañana.