Juliana Valdés era una chica soñadora, acababa de llegar con su madre y su hermano a Los Ángeles. Como ellos eran inmigrantes recién llegados, se quedaban en casa de la tía de Juliana, una mujer conservadora que amaba recordarles que vivían ahí solo...
Llegue al salón, me disculpe con la profesora y me fui a sentar atrás de Amy y Karma.
— ¿Qué te paso?
—Después les explico.
En ese momento Valentina apareció, le dijo algo a la profesora y se fue al fondo para sentarse a lado de Kate. Esta vez ella ni siquiera hizo el intento de mirarme, pero por la forma en que le hable en los vestidores..., yo también ignoraría a alguien así. Ella que es súper tímida y reservada, salió un poco de su mundo para ayudarme, ¿y yo como le pago? Salí de ahí prácticamente dejándola hablando sola. Si, puede parecer extraño, pero la verdad es que yo no encajo en un lugar como este, lleno de personas como Lucrecia, que se sienten superiores a todos, que tuvieron todo en bandeja de plata, pero yo vengo de una realidad completamente diferente, siempre trabaje para ayudar en mi casa, siempre supe lo que era literalmente tener que luchar por el pan de cada día y no es que haya lidiado con personas gentiles y amables conmigo, así como Valentina lo fue en estos dos días. Note que la profesora iba a comenzar a decir las parejas para el trabajo de los países y decidí ignorar mis pensamientos para prestar atención a la clase.
—Ok, vamos a hacer la división de parejas y recalco que sus peticiones de cambios no serán aceptadas.
La profesora comenzó a decir los nombres de las personas y para la suerte de Karma, ella fue elegida como pareja de Lucrecia.
—Aff, no puedo creer que vaya a tener que hacer el trabajo con aquel intento de niña fresa.
—Kate con Amy, y para finalizar, Valentina y Juliana Valdés.
Inevitablemente miré hacia atrás y Valentina no tenía ninguna reacción, siempre fui buena leyendo a las personas, pero ella era un total misterio para mí.
—Una persona por pareja debe venir hasta aquí y tomar un papel del bote, ahí encontraran el nombre del país que será el tema de su proyecto, y les recuerdo que el país tampoco puede ser cambiado.
Deje que los impacientes pasaran primero y una de ellos fuer Karma. Cuando casi todos habían pasado, mire hacia atrás y Valentina ya se había levantado. Se acercó y se agacho en mi mesa para poder hablar conmigo.
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