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Cameron estaba saliendo de su celda, apenas se acercaba a las escaleras, cuando vió a las personas que estaban en el piso de abajo de la prisión.
Hershel tenía unas muletas, Beth y Lori estaban junto a él para que no se cayera.
Había pasado una semana desde que Hershel había perdido la pierna, y era la primera vez que se levantaba.
Cameron bajó con rapidez, para ir a abrazarlo.
—¡Santa!
—¿Cómo has estado estos días sin mí, pequeña? –Habló el señor, viéndola con ternura.
—Horrible. Daryl me pasa molestando, debes regañarlo. No me quiere enseñar a conducir la motocicleta. –acusó, causando que Hershel riera.
—Será otro día, Cameron. –Habló Lori. —Hershel debería descansar.
—¿Descansar? –la miró el mayor. —Vamos a dar un paseo. –pidió.
Cameron sonrió al escucharlo, y fue por sus armas, para luego salir de la prisión con los demás.
No caminaban muy rápido, pues Hershel apenas estaba aprendiendo a usar las muletas, pero a ellos no les importaba.
—Empieza a verse como un lugar habitable. –contempló el señor. Pues, durante esa semana, los sobrevivientes se habían encargado de sacar y quemar los cuerpos que estaban afuera de la prisión.
—¿Listo para la carrera, Hershel? –habló Carl. Cameron rió levemente, pues sabía que el niño quería agradarle a, según él, su futuro suegro.
—Dame otro día y acepto el desafío. –aseguró el mayor.
Maggie, que estaban a unos metros de ellos, junto a Carol y T-Dog, mirando a su padre con una sonrisa.
Daryl, Rick y Glenn, que estaban al otro lado del patio de la prisión, en el pasillo de rejas, lo miraban también.
Todo estaba bien, durante ese momento, solo en ese instante.
Pero luego se escuchó el grito de Carl.
—¡Caminantes!
Cameron volteó a ver detrás suyos, los caminantes, que eran bastantes, se estaban acercando a ellos.
Carl y Lori empezaron a disparar con sus pistolas, mientras Cameron lanzaba flechas con su arco, dándole tiempo a Beth y a Hershel de volver a entrar al bloque de celdas.
Maggie también disparaba, mientras los caminantes parecían que se multiplicaban.
—¡Cameron! –la niña escuchó el grito de su hermano, desde el otro lado del patio.
Rick y Daryl corrían, pero sabían que, si algo pasaba, no podrían llegar a tiempo.
—¡Lori, aquí! –llamó Maggie, entrando a otro bloque.
Las dos mujeres, junto a los dos niños, entraron, Cameron logró ver como T-Dog y Carol iban a otro lado.
Los cuatro de dirigían hacia las celdas, pero ese pabellón no estaba limpio aún, por lo que de inmediato otro pequeño grupo de caminantes apareció.
Maggie rápidamente tomó a Lori, caminando hacia el otro lado, seguida de ambos niños.
Habían entrado a unos extraños pasillos, parecidos a dónde Carl y Cameron habían estado para encontrar la enfermería, ambos fueron delante de las dos mujeres, con sus armas en alto.
Hasta que una fuerte alarma empezó a sonar en el lugar.
—¿Qué mierda es eso? –se quejó la niña, sin dejar de caminar.
Hasta que Lori se detuvo, soltando un quejido.
—¿Puedes seguir? –preguntó Maggie, sosteniéndola.
—Creo que el bebé ya viene...
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