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Ashton arrastraba la maleta por el aeropuerto de Sídney, acabábamos de regresar a Australia hacía unas dos largas horas. Recibí un llamado de mi abuela, curiosa por mi paradero y expectante a mi nueva dirección, ya que, deseaba con ansías visitarme a mí y a mi nuevo novio. También me regañó por no haberle informado que iría a Las Vegas y por no haberle contado que me mudaría con él.

Me sentía culpable, lo admito... ella es como mi madre, en verdad funciona así nuestra relación. Jamás me imaginé sin contarle un solo secreto a mi abuela, pero no sé cómo ni cuándo fue que ocurrió. Probablemente si mi madre seguiría viva ahora, me diría: «Bea, tranquilízate, tú abuela se preocupa mucho por ti... y teme que ese muchacho rompa tú corazón en diez mil pedacitos y te deje llorando. » Yo sé que ella diría eso.

No sé cuantas cosas daría por que mi madre esté aquí otra vez, probablemente lo daría todo, menos a Ashton. Y él estaba allí, arrastrando las maletas como todo un macho que dice ser, aunque sé que no lo es.

El camino a casa fue silencioso, dejé que Ashton cogiera mi Prius porque podíamos cargar muchas más cosas que en su vehículo. Me bajé rápidamente, alegre de que finalmente, estábamos en casa otra vez. Nuestro hogar.

Esta vez dejó que cargara mi maleta y le agradecía por eso, benditos ascensores. Busqué la llave de la puerta entre las infinitas cosas que guardaba en mi cartera negra que compré en H&M. La hallé y la encajé en la cerradura, giré la llave, pero al parecer ya estaba abierta. Fruncí el ceño y lo miré aterrada, él gruñó y me hizo una extraña seña.

—Quiero que te quedes aquí, no te muevas hasta que yo salga. Debo chequear algo.

Asentí con la cabeza, y me quedé parada aquí. Él negó con la cabeza y se encogió de hombros, con sus dos manos tomó mi rostro y lo acercó al suyo.

—Corre al auto, ponte en el asiento del conductor y enciende el motor. Si yo no bajo en cinco minutos, Chantal... márchate y no seas terca, sólo hazlo o me molestaré mucho, ¿Vale? Puedes ir con tú abuela, mi madre o incluso Chadwick, pero no te quiero aquí. —Susurró y dejó un beso en mis labios. —, anda, te amo.

Narra Ashton:

Ella aceptó entre dientes y se bajó por las escaleras, sigilosamente. Busqué mi arma en el bolsillo de mi maleta y me metí dentro, el apartamento era un asco. Alguien se había tomado demasiado tiempo para hacer un completo desorden aquí, todo estaba revuelto y había manchas de pintura por todo el piso, que dirigían a la habitación principal.

«Asesino» era todo lo que llegaba a leer de esas paredes, la pintura negra estaba sobre la pared que se encontraba frente a la cama. Gruñí y logré ver una carta sobre el escritorio: "Ni aquí, ni en ningún lado ella podrá estar a salvo. Tú solo la matarás y yo me reiré de eso, adiós para siempre, imbécil". La hice añicos con mis manos y maldije, debía limpiar esto antes de que ella regrese. Pero, la gran pregunta era: ¿Cómo hacerlo? No había nada más que algunos elementos de limpieza.

Decidí bajar y ella aún estaba allí, solo suspiré.

—Necesito ver que todo esté bien, no hay ningún extraño movimiento, ¿Crees que puedas quedarte un solo día fuera? Te llamaré en cuanto todo esté bien.

Ella se encogió de hombros.

—Ashton, no sé qué demonios está pasando... pero tengo miedo y yo no quiero que ocurran cosas horribles con nosotros. Pero, no soy idiota, yo sé que algo grave está pasando y quiero que me digas la verdad. —Me miró suplicante. —Por favor.

«No puedes decirle la verdad» Dijo una voz en el fondo de mi cabeza.

«Claro que no, ¡Nos dejará!, ¿Has pensado como ha sido vivir sin ella? Tan sólo piénsalo, nadie será tan paciente para soportar tú humor de mierda y todas esas jodidas cosas con las que sueles vivir. » Dijo otra.

Psychopath. »ashton irwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora