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Guardé el bolso y, le di un último abrazo a mi madre. Ella besó mi mejilla y, miré a Chantal, quién estaba despidiéndose de su abuela con un cálido abrazo.

La mujer al notar mis ojos sobre los de ella, me sonrió.

Esperé a que la chica subiera al auto para encenderlo y ponernos de rumbo al centro de Sydney, en el hermoso distrito de Australia.

Ha sido un largo mes, uno demasiado largo. Pero,  a pesar de ser un largo mes, me había gustado.

––Oye. ––Llamé a Chantal, bajándole el volumen a la radio, donde una loca gritaba. –– ¿Qué con la tipa que canta? ¿Quién es? ¿La conoces?

Ella rió.

––Es Taylor Swift, una cantante de Pensilvania, localidad de Estados Unidos de América.

Asentí.

––Dime, ¿te gusta su música?

Ella asintió con la cabeza.

––Por supuesto, me gusta mucho su música. ¿A ti?

Acabo de escuchar esta canción y, no me gustó. Ni me imagino las demás, si grita como si estuviesen fallándola no me imagino en otras. Ha de tener una orgía cuando graba las canciones para su CD.

––Yo prefiero a la otra... la de Disney. ¿Cómo se llama?

––mmm... ¿Hablas de Selena Gomez?

Ha de ser esa, no sé ni su nombre. Solo sé que está buena.

––Prefiero a Hayley Williams, mejor. Si, a Hayley.

Ella rió, tapando su boca con dos de sus dedos.

––Hayley es hermosa, además de talentosa.

Chantal tenía una voz jodidamente dulce y, desde que la oí, no pude quitarme de la cabeza el deseo de oírla cantar.

––Chantal. ––La llamé, ella clavó sus bonitos ojos azules sobre mí.

––Ashton... ¿Qué pasa?

De todas las mujeres que conocía, me gustaba más su tono cuando pronunciaba mi nombre.

––Tú... ¿Tú cantas?
Ella me miró y, rió.

––No Ashton, no canto.

Bufé.

––Quiero oírte cantar, si hablas así de bonito ni me imagino cuando cantes.

––Canto como hablo, ¿Sabes? Es feo oírme cantar.

Negué con la cabeza.

––Hablas bonito...

––Tengo voz de chica inocente. Y, créeme, no lo soy.

Reí y presté más atención al camino.

––Oye, ¿Por qué dices que no lo eres?

Se encogió de hombros divertidamente.

––Digo groserías, pienso cosas malas, deseo cosas que no debería.

––Eso nos pasa a todos. Nadie es inocente entonces. No ser inocente sería, huir de tu casa, meterte en problemas, que no te importen los sentimientos de las personas...

YO sería un perfecto ejemplo de que es la NO INOCENCIA.

––Dime, ¿Alguna vez te metiste en problemas niño sabelotodo?
Asentí.

Psychopath. »ashton irwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora