veintiocho

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Ya habían pasado dos días desde que Kelsey lo mandó a la mierda sin razón, y desde ese momento no había podido descansar ni comer bien

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Ya habían pasado dos días desde que Kelsey lo mandó a la mierda sin razón, y desde ese momento no había podido descansar ni comer bien. Aún se sentía desconcertado por su repentina decisión, pero más que nada estaba dolido. Él estaba decidido a confesarle su amor en los próximos días, pero todo se había arruinado.

Llevaba horas debatiéndose si era buena idea rendirse tan fácil. Tenía que luchar por la mujer que amaba, aunque lo rechazara, al menos tenía que intentar hacerle saber lo que sentía por ella.

Sabía que las probabilidades que había de que lo aceptara eran de una en un millón, ella se veía muy decidida cuando dijo que no quería verlo más. Le dolía como el infierno saber que ni siquiera pensó en como le estaba rompiendo el corazón a él.

—¡Maldición! —exclamó molesto y revoleó un bolígrafo que había sobre su escritorio.

Apoyó los codos sobre su escritorio y tiró de las puntas de su cabello sintiendo unas inmensas ganas de gritar por la frustración que tenía.

Se sentía un idiota por haberse enamorado otra vez y haber salido lastimado nuevamente. Pensó que esta vez tendría suerte, pero no fue así.

—Eso te pasa por ser un jodido enamoradizo Bieber —se dijo a sí mismo con los dientes apretados.

Se levantó de su silla giratoria y caminó hacia el ventanal con las manos dentro de su pantalón deportivo. Se encontraba trabajando desde el despacho que tenía en su departamento por dos razones, la primera era porque Avalanna se estaba quedando con él y aún no podía ir a la escuela por su brazo roto, y por otro lado porque no tenía ganas de hacer otra cosa que no fuera pensar en esos ojos verdes que le estaban haciendo perder la cabeza.

Pensaba en alguna forma para acercarse y que Kelsey no lo mandara a la mierda, pero sabía que eso era lo más probable que pasara si se acercaba a ella. Y sinceramente no soportaría ver otra vez esos ojos llenos de enojo y dolor al mismo tiempo. Suspiró con pesadez aceptando que la mejor idea era llamarla, no había otra buena opción.

Comenzó a caminar de vuelta hacia su escritorio para tomar su celular, pero la puerta se abrió de repente haciéndolo sobresaltar. Soltó el aire retenido cuando vio a Avalanna allí parada.

—¿Qué sucede pequeña? —preguntó.

—Estoy aburrida.

—¿Qué tal si haces tu tarea? —sugirió Justin.

—No, también es aburrida —respondió provocando que Justin riera.

—Ven aquí nena.

Avalanna amaba ver como él trabajaba en su computadora, le interesaba mucho lo que hacía su padre allí. Justin pensaba que tal vez en un futuro, si a ella le gusta y quería, podría estudiar para trabajar en su empresa.

Sentó a Avalanna sobre su regazo con cuidado y abrió su laptop para mostrarle a su hija lo que estaba haciendo.

—Papi —lo llamó su hija sacándolo de sus pensamientos.

Teacher ➵ j.bWhere stories live. Discover now