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Justin cerró su laptop y bufó antes de girar en su silla hacia el gran ventanal. Se encontraba saturado de trabajo contando las eternas reuniones y los contratos que debía cerrar, había acumulado trabajo luego del problema con Jessica. Su cabeza no estaba para pensar en la empresa en ese momento, así que cuando volvió se encontró con una montaña de trabajo y problemas que solucionar. Por suerte ya era viernes y tendría todo el fin de semana para descansar junto a su hija en el campamento del colegio, al cual se irían al día siguiente.
Apoyó la cabeza en el respaldo y observó la gran vista que Manhattan le daba. Las personas, que se veían como pequeñas hormigas desde su lugar, caminaban apurados y el tráfico era terrible. A lo lejos se veía como el sol iba bajando, ya estaba por atardecer. Observó la hora y notó que faltaban dos horas para tener que ir por Avalanna, así que tomó un documento que había sobre su escritorio y comenzó a leerlo. Su lectura fue interrumpida cuando su celular comenzó a sonar.
—Diga —dijo cuando atendió sin mirar quien era.
—Hola papi —dijeron del otro lado. Justin sonrió ampliamente al oír la voz de su hija y dejó el documento a un lado.
—Hola princesa, ¿cómo estás? —preguntó—. En un rato pasaré a buscarte.
—Bien papi, ¿tú?
—Muy bien nena, ¿qué ha sucedido? —preguntó.
—¿Si no estás ocupado puedes venir a buscarme ahora? Por favor, mamá está de mal humor y no quiero estar más aquí —dijo y Justin apretó su mandíbula.
—Claro que si nena, en un rato estaré allí. Ten listas tus cosas —respondió sintiéndose nuevamente molesto con Jessica.
—¡Gracias! —respondió la niña emocionada y Justin sonrió.
—Nos vemos en un rato Ava, adiós.
Luego de terminar la llamada, bufó y tomó sus cosas para salir de la oficina. Imaginaba que Jessica se la estaba agarrando con su hija por su mal humor y eso le hacía hervir la sangre. No le importaba salir más temprano del trabajo, solo quería estar con su niña. Luego de saludar a todos bajó hacia el estacionamiento y se montó en su auto, quería llegar lo antes posible con Avalanna.
Luego de varios minutos atascado en el tráfico, logró llegar a Upper East Side. Estacionó su auto frente al edificio donde vivía anteriormente e ingresó a paso rápido. Había decidido no sacar a Jessica de allí, prefería que viviera en ese lugar para que Avalanna estuviera cómoda junto a sus cosas los días que le tocara estar con su madre. Una vez en su piso comenzó a tocar con fuerza la puerta. Jessica abrió los ojos sorprendida cuando vio a Justin parado frente a ella y sonrió ampliamente.
—Hola Justin —dijo y quiso acercarse para darle un beso en la mejilla, pero Justin se alejó luego de mirarla mal—. ¿Qué haces aquí? Aún no tenías que buscar a Ava.
