treinta y cuatro

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Justin pasó una mano por su cabello molesto y se levantó del sofá que había en la habitación que le habían asignado a Kelsey

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Justin pasó una mano por su cabello molesto y se levantó del sofá que había en la habitación que le habían asignado a Kelsey. La habían dejado ingresado en la clínica porque querían descartar que se hubiera cortado algún tendón. Por suerte habían sido cortes superficiales, la palma su mano fue la única que necesito varios puntos, ya que se había clavado un vidrio bastante profundo. Pero no había peligro, aunque quedó con cortes por todo su cuerpo que tal vez dejarían pequeñas cicatrices. Las marcas se podían ir con tratamiento, pero Justin agradecía que Kelsey estuviera bien.

De todos modos, no olvidaría la forma en la que Kelsey lloraba por el dolor y los gritos que escuchaba mientras le quitaban los vidrios que tenía clavados. Tampoco olvidaría la impresión que le dio ingresar a la habitación y verla llena de pequeñas vendas y banditas en todo su cuerpo. 

Sabía que había una culpable detrás de todo esto y lo averiguaría. Su intuición le decía que Jessica había participado en eso, y esperaba equivocarse, pero si realmente había sido capaz de llegar a ese punto con Kelsey, no sabía dónde se había metido.

Justin caminó hacia la camilla donde se encontraba descansando Kelsey y besó su frente mientras la cubría mejor con la sábana. El susto del momento y los medicamentos para el dolor habían hecho que cayera profundamente dormida.

—Te amo —susurró Justin sobre su frente.

Bufó al ver dentro de una bolsa el vestido manchado de sangre que tenía puesto hacía unas horas y lo tomó para tirarlo dentro del bolso que le había llevado Jordan. Tenía ganas de tirarlo a la basura, ya no servía para usarlo nuevamente, pero sabía que Kelsey lo mataría si lo hacía.

Tomó su celular y lo guardó en la bolsillo de su pantalón antes de salir de la habitación. Necesitaba estirar las piernas y tomar más café, sino terminaría perdiendo la cabeza. Odiaba estar tantas horas rodeado de paredes blancas y silencio total, era algo que lo ponía nervioso. 

Se sorprendió cuando vio a Jordan al llegara a la sala de espera, pensaba que se había ido luego de dejarle el bolso con ropa. Además, eran las ocho de la mañana, todavía no era horario de visitas.

—Hermano, ¿qué haces aquí? —preguntó cuando se acercó a él.

—Yo le he pedido que me traiga —dijo Alonzo, su padre, detrás de él—. Quería saber como estaba todo aquí con tu novia.

—Podría haberte enviado un mensaje para preguntar, pero sabes lo terco que es mi padre —dijo Jordan para molestar a su padre.

—No hacía falta que vinieran, muchas gracias de todos modos —los abrazó a ambos—. Kelsey está bien, aún duerme por todos los calmantes que le dieron. Pero apenas despierte podremos irnos a casa —explicó mientras se sentaba al lado de su mejor amigo.

—He estado toda la noche sintiéndome culpable ya que todo sucedió en mi evento. Gracias a Dios no fue tan grave —dijo el hombre mayor haciendo sonreír a Justin.

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