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Pocas horas después, donde enyesaron el brazo de Avalanna y le hicieron estudios para verificar que no había tenido un golpe fuerte en la cabeza, la trasladaron a una habitación donde pasaría la noche, pues tenían que comprobar que todo marchaba bien por algunas horas más, luego la dejarían irse a casa. Los tres se encontraban en la habitación mientras observaban como Avalanna cenaba, había sido un día agitado para la niña.
—No puedo comer —se quejó la niña y sus ojos se cristalizaron.
Justin sonrió con ternura y se sentó a su lado para darle de comer. Avalanna sonrió antes de masticar el pedazo de verdura que su padre le había dado.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Jessica acariciando la pierna de su hija.
—Me duele el brazo —hizo un pequeño morro haciendo sonreír a todos los que estaban en la habitación.
—Te dolerá unos días cariño, pero luego mejorará —dijo Justin mientras le daba más comida.
—¿Podré ir a la escuela? —preguntó.
—No nena, por unos días deberás quedarte en casa —explicó Jessica.
—¡Pero yo quiero ir a la escuela! ¡Quiero estar con mis amigas! —exclamó Avalanna y una lágrima se deslizó por su mejilla—. Me aburriré en casa.
—No lo harás. Buscaré la forma de conseguir tus tareas y tendrás que hacerlas —respondió Jessica.
—Yo puedo conseguirlas —interrumpió Kelsey, quien se encontraba sentada a unos metros de la camilla. Justin la miró para sonreírle.
—Tú no te metas —murmuró Jessica mirándola mal. Kelsey tragó grueso sintiéndose incómoda.
—Jessica —murmuró Justin con los dientes apretados y entrecerró los ojos—. Ella está intentando ser amable.
Jessica gruñó por lo bajo y tomó una profunda respiración antes de hablar.
—Está bien, muchas gracias Kelsey —respondió de mala manera y le dedicó una sonrisa falsa.
Kelsey tragó grueso y tomó su celular para distraerse, eso había sido muy incómodo. Justin la miró con algo de pena, ella no merecía ser tratada así. No soportaba que Jessica aún no aceptara, después de tantos meses, que los de ellos había terminado para siempre.
—No me lleves tarea Kels, por favor —rogó Avalanna para romper la tensión. Kelsey la miró con una gran sonrisa en el rostro.
—No te salvarás Ava —la apuntó.
—Claro que no, yo me encargaré de que haga cada una de ellas —apoyó Justin.
Avalanna bufó con el ceño fruncido y se quejó cuando recibió un beso en la frente de parte de su padre.
Unos minutos después, Justin frunció el ceño al ver que Jessica se estaba quedando dormida en el sofá donde anteriormente estaba sentada Kelsey, pero ella ahora se encontraba hablando con Avalanna en la camilla. Se acercó a Jessica y la zamarreó un poco haciendo que se sobresaltara.
