CAPÍTULO 52.

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Aarón.

Aisley toma sus cosas, una enorme maleta y otra más pequeña que según me dijo es su maquillaje, sigue pareciéndome exagerado solamente se quedará conmigo tres días. Taylor baja las maletas y subimos a la camioneta que nos espera abajo.

— Creó que sería buena idea que cambiarás el código de acceso al penthouse. — Le digo a Aisley cuando nos ponemos los cinturones de seguridad.

— Si, lo sé. — Suspira y se recuesta en mi hombro.

— ¿Aún te duele la mano? — Alzo una ceja.

No puedo negar que me encanto ver como Aisley le gritaba a White y mucho más cuando lo golpeó. Aunque en el momento que la llamo zorra yo quería golpearlo a él. Lo último que le dije fue completamente en serio, la demanda esta lista y supongo que ahora que regresó Aisley la entregará.

— Si, un poco. — Me saca de mis pensamientos y hago una mueca.

— Espero mi madre pueda ayudar o te llevaré a un hospital. — Le advierto.

— Tu madre es una increíble persona, me sorprendió cuando me abrazó de esa manera. — Sonríe.

— La verdad a mí también me sorprendió su reacción, mi madre es una mujer impredecible la mayor parte del tiempo. También me di cuenta que te pidió que la llamarás Karina, eso no se lo permite a cualquiera. — Aisley se queda boquiabierta. — Le gustas a mi madre, por eso lo hizo. La mayoría de las personas la llaman Dra. DeLuca.

— ¡Vaya! Me da gusto, quizá podamos llevarnos bien. — Le doy un beso en la frente y nos quedamos unos minutos en silencio. — ¿Puedo preguntarte algo?

— Dime. — Frunzo el ceño y presiento que esa pregunta no me va a gustar.

— Hablas con demasiado cariño de tu madre, por supuesto también de tus hermanas, alguna vez has mencionado a tu hermano Darrell, pero, ¿Qué hay de tu padre? — Joder, sabía que no me iba a gustar.

— No tengo ningún tipo de relación con mi padre desde hace mucho tiempo, la verdad tampoco me interesa tenerla. Y bueno, dejé de considerarlo mi padre.

— ¿Qué pasó? — Me da un beso en el cuello.

— Aisley. — Suspiró. — Es un tema que odio tocar, siempre me pone de malhumor y no quiero eso ahorita. En otro momento te contaré toda esa historia. — Suspiro y sé que en algún momento tendré que hablarle de todo eso.

— Vale, ¿Te puedo pedir algo? — Asiento. — ¿Me abrazas? Por favor — Me hace un puchero con la boca, sonrió y la abrazó sin dudarlo. Puedo sentir como exhala y le doy un beso en la frente. — Gracias por estar conmigo en momentos difíciles. — Se acurruca en mi pecho.

— Quiero estar contigo, ¿Recuerdas? — Sonríe contra mi pecho y se lleva la mano al collar que le regale días atrás.

— Y yo quiero estar contigo. — Me da un beso en el cuello y nuevamente nos quedamos en silencio hasta llegar a mi casa.

Al llegar aún puedo ver a un par de periodistas. Pero podemos entrar sin ningún problema. Al entrar Ángelo nos espera de pie en la entrada como siempre.

— Buenas noches Doctor. — Inclina la cabeza a modo de saludo. — Señorita Káiser. — Hace lo mismo.

— Hola Ángelo. — Aisley le sonríe y para mi sorpresa le devuelve la sonrisa.

— Buenas noches Ángelo. — Comienzo a caminar con Aisley de la mano. — Taylor subirá a dejar las maletas de Aisley. — Asiente y se acerca a mis guardaespaldas temporales. Comenzamos a entrar y un olor a comida italiana inunda mis cosas nasales.

— Huele delicioso. — Sonríe y apoya la mejilla en mi brazo.

— Mi madre es italiana y aunque es médico siempre tenía tiempo para cocinarnos de vez en cuando. — Sonrió al recordarlo.

— Muy diferente a mis padres. — Suspira y en ese momento aparece mi madre limpiándose las manos con un trapo.

— ¡Oh, aquí están! — Exclama acercándose a Aisley para abrazarla. — Me va a dar mucho gusto que estés aquí unos días linda.

— Muchas gracias Karina, será un placer. — Le sonríe ampliamente a mi madre.

— Hola cariño. — Me abraza a mí también.

— Hola mamá. Extrañaba este olor tan familiar. — Me sonríe.

— En diez minutos estará lista. — Desaparece nuevamente en la cocina.

Comenzamos a subir a mi habitación. Por suerte no vemos a Annia por ningún lado, así que entramos sin ningún problema. Comienzo a quitarme la chaqueta, pero Aisley termina la tarea por mí y sigue con los botones de mi camisa, me empuja suavemente para que me siente en el sofá y luego se sube a horcajadas en mi regazo para besarme.

— Podría gustarme estar aquí. — Sonríe contra mis labios. — No me gusta estar sola en el penthouse.

— Puedes quedarte aquí hasta que regrese Andrea o hasta que regresemos de Los Ángeles. — Sonríe antes de besarme y comenzar a asentir. Intenta desabrocharme el pantalón, pero la detengo.

— Después de la cena, mi madre nos está esperando y seguramente Annia ya estará aquí. No creo que quieras un comentario de que olemos a sexo frente a mi madre. — Suelta una carcajada.

— Vale, no quiero eso. — Vuelve a besarme. — Hay que cambiarnos de ropa. — Me guiña un ojo y se levanta hacia su maleta.

Desaparece en el baño con su maquillaje, mientras yo me cambio de ropa. Una pantalonera deportiva negra y una camiseta azul sencilla. Toco la puerta del cuarto de baño con los nudillos antes de abrirla.

— ¿Todo bien? — Puedo ver a Aisley secándose la cara con una toalla, cuando se la retira me doy cuenta que no lleva nada de maquillaje y su piel ligeramente sonrojada.

— Si, solo necesitaba quitarme todo el maquillaje. — Suspira y la miro fijamente, observando lo preciosa que se ve aún sin maquillaje. — Lo sé, me veo muy diferente sin maquillaje y cuando dormimos juntos en el penthouse no tuve tiempo de desmaquillarme, pero no me gusta dormir así, lo siento. — Baja la mirada.

— Te ves preciosa con o sin maquillaje, la verdad quería verte así. — La señaló de pies a cabeza con la mano.

Lleva puestos unos pantalones deportivos de licra que le quedan demasiado ajustados y una blusa rosa claro. La atraigo hacía mi por la cintura y la beso.

— Vamos, mi madre debe de estar esperándonos abajo.

— Amo a tu madre. — Entrelaza nuestros dedos y comenzamos a caminar.

— Y ella te ama a ti. — Le beso la frente, justo en ese momento Annia aparece.

— Hola hermanito, hola cuñadita. — Nos guiña un ojo. Yo pongo los ojos en blanco, pero Aisley se ríe.

— Hola Annia. — Aisley la abraza y las dejó hablar detrás de mí, mientras yo continúo caminando.

No puedo negar que me encanta que mi madre, Annia y hasta Ángelo adoren a Aisley; aunque la verdad no los culpo. Pero aún tengo una plática pendiente con Ninette, hoy no se apareció en el bufete.

Cuando llegó a la cocina en donde aún se encuentra mi madre, le pongo una mano en el hombro.

— Mamá, ¿Sabes algo de Ninette? Hoy no fue al bufete.

— No cariño, yo la he llamado un par de veces, pero no me responde. No tomo muy bien lo de Aisley.

— Intentaré llamarla más tarde.

— Cariño, dudo que te responda a ti, ni siquiera me responde a mí que soy su madre.

— Lo sé mamá, llamaré a James. — Justo en ese momento entran a la cocina Annia y Aisley riéndose.

UN JUEGO DE SEDUCCIÓN. (TS #1)Where stories live. Discover now