CAPÍTULO 82.

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Aarón.

Si pudiera volver a golpear a Jesse, aunque Aisley se enojara, lo volvería a hacer, pero realmente nada de esto le hace bien.

— ¿Vamos al jacuzzi de la terraza? — Sonríe ampliamente.

— Aisley, es de madrugada. — Se encoge de hombros restándole importancia y me hace un puchero con los labios. — Vale. — Y ahora que no tiene puestos los tacones, es más difícil poder besarla. Al parecer se cansa de estar de puntitas porque literalmente salta rodeando mi cintura con sus piernas. — ¿No quieres caminar? — Niega con la cabeza y se recuesta en mi hombro, se acomoda y salgo con ella a la terraza, la dejo en uno de los sofás para encender el jacuzzi. — De pie. — Protesta como siempre, pero lo hace. — Llevo todo el día queriendo hacer esto.

Pero considerando que este jodidamente sexy vestido lleva la espalda descubierta, bajo el cierre que hay en un costado y deslizó los tirantes lentamente por sus hombros y queda completamente desnuda ante mí.

— Tienes que comprarme muchas bragas. — Se queja y suelto una carcajada mientras las sacó del bolsillo de mis pantalones y se las doy. — Casi todos los días rompes unas. — Me desabrocha la camisa.

— No te las pongas. — Me encojo de hombros. — Así no tendré nada que romper. — Me saca la lengua.

Un momento después entramos al jacuzzi e inmediatamente Aisley pega su espalda a mi pecho. Desde que supe que estaba embarazada y sin saber por qué, acaricio su vientre. Aunque sigue igual que siempre, de hecho, ni siquiera luce como una mujer embarazada... aún.

— Hay algo que tengo que decirte. — La noche luce hermosa y las luces de la ciudad brillan al igual que las estrellas. Aisley puso una canción algo lenta. Thinking out loud de Ed Sheeran. — Ya te lo había dicho, pero pues no está de más recordártelo, sabes que tengo que viajar a Italia. — Pone sus manos encima de las mías y las presiona con fuerza. — Solo serán unos días. — Le doy un beso en la nuca y suspira.

Parece que no le gusta la idea. Quizá no sea buena idea, pero no quiero dejarla aquí, pero también debería decirle uno de los motivos por los que viajaré. Además de la nueva sede del bufete. Es una decisión que también le afectará a ella. No había pensado en nada de esto, le pedí que se mudará a mi casa y no le he dicho algo tan importante, que ni siquiera sé cómo lo vaya a tomar, que vaya a pensar.

También está lo del club, hay tantas cosas que debo decirle, pero algunas no sé cómo hacerlo. Ni siquiera sé lo que vaya a pasar después de que la lleve al club, y mucho menos después de mi viaje a Italia. No quiero perderla, pero tampoco quiero que se entere por alguien más de asuntos que yo debo decirle.

Ella y el bebé que lleva en su vientre son lo más importante en mi vida, no quiero y no puedo perder a la mujer que le dio sentido a todo en tan poco tiempo, es tan complicado. Si se lo digo, puedo perderla. Pero si no lo hago, también. Me siento entre la espalda y la pared. Aunque sé que debe enterarse por mí.

— Ven conmigo a Italia. — Si acepta tendré que decirle todo, pero también sería lo del club, dos noticias así no sé cómo las tomaría. — Sólo serán unos días. — En el fondo quiero que me da diga que no. Así podría llevarla al club antes del viaje y decirle lo demás después.

— Es lo que más quiero, la verdad preferiría que no te fueras. — Suspira. — Pero ya me tomé unas vacaciones en la universidad para venir a Los Ángeles, estoy por graduarme. — Vuelve a suspirar. — Voy a extrañarte demasiado. — Se recuesta en mi pecho y me da un beso en la mandíbula. — ¿Cuándo tendrías que irte? — La voz se le quiebra.

— El sábado. — Simplemente asiente. — El siguiente domingo por la mañana estaré de regreso en Nueva York. El viernes te mostraré el club. — Se pone frente a mí con una amplia sonrisa.

UN JUEGO DE SEDUCCIÓN. (TS #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora