CAPÍTULO 6.

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Aarón.

Me despierta el sonido de mi celular con los estúpidos tonos de mensajes entrantes, no necesito tomarlo para saber quién es. Ninette. Decidí que no iría a ninguna comida o cena con mi madre y mis hermanas. Pero al parecer lo sospechan, porque mi celular no deja de sonar, joder.

Desbloqueo mi celular y tengo miles de mensajes de Annia y Ninette.

Sabes que mama y Annia llegan hoy, no lo olvides y mucho menos hagas como que lo olvidaste. Te quiero.

Hola hermanito, me muero por verte.

Voy camino al aeropuerto, no lo olvides.

Nuestro vuelo ya aterrizo, Ninette viene a recogernos, mamá supuso que tú no ibas a hacerlo y yo lo sabía. Te queremos gruñón.

No te vas a escapar de nosotras.

Por favor, queremos verte, no te escondas.

Annia es un poco menos irritante que Ninette, pero aun así me niego a estar con ellas tres yo solo, es demasiado. Si mi hermano Darrell viniera también quizá lo consideraría, pero como no es así, no pienso hacerlo, me niego totalmente.

Son las 2:00pm cuando mi celular suena y es Ninette.

— Ninette te dije que no iba a salir a ninguna parte, joder. — Gruño sin detenerme a saludar y podría jurar que puso los ojos en blanco.

— Hola hermanito, gracias por todos los mensajes que me respondiste. — Dice con sarcasmo.

— ¿Qué quieres?

— Como ya sabemos que no vas a salir y que no te vamos a convencer de lo contrario entonces decide tú.

— Bien, las espero en mi casa.

— No vas a tener que esperar... ¡Estamos afuera! — Escucho la voz de Annia a lo lejos y se corta la llamada.

Me pongo ropa informal antes de bajar a recibir a mi madre y a mis hermanas pequeñas. Pero en cuanto termino de bajar las escaleras, Annia salta a mis brazos gritando.

— ¡Dios mío! Te extrañe demasiado. — Grita mientras comienza a besarme el rostro.

No le digo nada, simplemente la abrazo fuertemente y le doy un beso en la frente como cuando era una niña. No me gusta reconocerlo, pero yo también extrañaba a mi pequeña Annia y poder abrazarla hace que se me olvide un poco mi mal humor.

— Hola cariño. — Me saluda mi madre mientras Annia me suelta.

— Hola mamá. — Me acerco a darle un beso en la mejilla. Pero por supuesto, ella me abraza fuertemente.

— ¿Cómo estás? Pareces cansado.

— Estoy bien mamá, pero tengo muchas cosas pendientes en el bufete.

— Si, sobre todo después de que Susan lo abandonara. — Se burla Ninette por milésima vez. Y yo la fulmino con la mirada.

— Vale, vale. Ninette déjalo en paz, sabemos que se va a molestar con lo que vengo a decirle. — Dice Annia con una sonrisa.

— ¿Volviste a chocar el auto? — Pongo los ojos en blanco. Annia no es la mejor al volante y el último año ha chocado al menos cuatro veces.

— No Aarón, no es eso. — Ahora ella pone los ojos en blanco.

Vale, me llamo Aarón, esto me va a gustar menos de lo que me imagine. Aunque no puede ser tan malo, Annia tiene veintiún años, supongo que quiere cambiarse de universidad, de ciudad o incluso de país, eso puedo soportarlo. Quizá quiere más dinero, si es eso, se lo doy sin ningún problema, aunque no puedo evitar sentirme intrigado y levantar una ceja indicándole que continúe con lo que sea vaya a decirme.

UN JUEGO DE SEDUCCIÓN. (TS #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora