CAPÍTULO 69.

869 64 0
                                    

Aisley.

Volver a estar con mis padres, Ezra, mi nana, Elly... ha sido lo mejor que me ha pasado, realmente echo de menos este lugar. Nací y crecí en la Mansión Káiser, jamás he negado lo mucho que amo a mi familia, son demasiado importantes para mí y creó saber lo que Aarón está pensando sin que me lo diga: soy demasiado orgullosa y necia como para aceptar lo mucho que echo de menos Los Ángeles; pero bueno, al menos ya acepté no seguir ocultando quién es mi padre y dejar de usar solamente el apellido de mamá, volver a ser Aisley Káiser delante de todos supongo que eso ayuda en algo, ¿O no? Además, no tendría caso seguir ocultándolo, cuando ahora todos me relacionan con Aarón Ivanova, sería algo demasiado estúpido, aunque voy a extrañar algo de privacidad en mi vida, pero me enamoré perdidamente de este guapísimo hombre y no me importa en lo más mínimo.

En el último par de horas, papá al menos ha vuelto a mencionar diez veces algo relacionado con la boda de su única hija y sus futuros herederos. Lejos de eso, el ambiente entre mi familia y a Aarón es increíble, quizá porque él ha pasado más tiempo con ellos los últimos años que yo. Aún me intriga la incomodidad que se respiraba cuando las miradas de Ezra y Aarón se cruzaron en el comedor para luego el resto de la cena evadir sus miradas, no entiendo que fue lo que hablaron cuando fueron por las botellas de whisky, ambos regresaron muchísimo más relajados. Aarón me saca de mis pensamientos acariciando mi mejilla.

— ¿Estás bien? — Me dice bajito y asiento.

— Demasiadas copas de vino y whisky. — Me encojo de hombros, no pensaba en eso, pero es la verdad, desde que llegamos hemos tomado vino.

— Si, olvidaba que no llevas muy bien el alcohol. — Sonríe burlón.

— Eso no es cierto. — Le doy un golpecito en el brazo y suelta una carcajada.

— Mi amor, solo no te acerques a la piscina. — Dice papá sonriendo y sé que puse una expresión de horror.

— Papá, por favor no. — Le suplicó y Aarón me mira divertido, cierro los ojos negando con la cabeza.

— Está vez quiero contarlo yo papá. — Ezra suelta una carcajada y me cubro la cara con ambas manos. — Cuándo Leley vivía conmigo en Italia, en una ocasión papá y mamá fueron de visita, hubo una reunión, pero mi hermanita — Me señala con la mano y reprime una carcajada apretando los labios. — Bebió más de lo que podía soportar a los diecisiete años, decía un millón de tonterías y salió a la terraza para tomar aire, pero estaba mareada y se cayó a la piscina, en diciembre no es muy buena idea querer nadar. — Todos sueltan una carcajada y escondo la cara en el hombro de Aarón.

El siguiente par de horas solamente se dedican a avergonzarme frente a Aarón con historias ridículas de mi vida, pero siempre omitiendo cuando tenía dieciséis años. Las travesuras que hacía cuando era niña, cosas que pasaban en el colegio y básicamente muchas de mis caídas demasiado vergonzosas, gracias al cielo mamá o mi nana no mostraron fotos de cuando era pequeña o hubiera sido mucho peor. Cosas así me sorprenden viniendo de mis padres, ya que no pasaban mucho tiempo conmigo y que recuerden cosas tan simples significa demasiado para mí.

Poco más de las 2:00am, luego de despedirnos de mis padres y Ezra nos subimos al auto, con bastante alcohol en el cuerpo, me recuesto en el hombro de Aarón suspirando, mientras rodea mi cintura con su brazo y me da un suave beso en la cabeza.

— Cane, vamos a Santa Mónica. — Me incorporó de golpe al escucharlo.

— ¿Por qué a Santa Mónica? — Inquiero.

— Ya lo verás. — Me da un suave beso en los labios y Cane asiente con el ceño fruncido. Quizá también le parece una locura como a mí, son más de las 2:00am y Aarón quiere ir a Santa Mónica cuando ambos hemos bebido mucho vino y whisky.

UN JUEGO DE SEDUCCIÓN. (TS #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora