CAPÍTULO 65.

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Aisley.

A decir verdad, Aarón es un hombre demasiado complicado y como bien lo dijo Danielle, difícil de convencer. Pero hoy descubrí otra manera de convencerlo y diferente al sexo, al hacerle pucheros puedo notar que su mirada se suaviza, sonríe poco a poco hasta que al final conseguí lo que quería. Sabía que era un hermano celoso y bueno, Annia y Ninette son sus hermanas menores, pero jamás me imaginé que conmigo también fuera a ser celoso, veía el bikini con cara de odio y me causó gracia.

Rodeo su brazo con mi mano sonriendo victoriosa mientras bajamos las escaleras. Durante la noche no tuve tiempo de ver nada de la casa, aunque bueno, dormida era imposible.

Básicamente es la misma decoración de Aarón que ya me es familiar: tonos negros, grises, blancos, algo de dorado. La escalera es de mármol y el pasamanos es gris claro. En la estancia hay sofás blancos y uno negro, una mesa de cristal dorada, chimenea gris, grandes ventanales como en toda la casa y algunos muebles más. Todas las paredes son blancas y algunas de un tono gris claro. El piso, al igual que la escalera es de mármol y como en su casa de Nueva York, hay muchas obras de arte por toda la propiedad.

Llegamos a una impecable cocina completamente blanca, a excepción de la isla de la cocina que es de mármol negro y el refrigerador que también es negro, al entrar un delicioso aroma inunda mis fosas nasales y al fondo de la cocina puedo ver a una mujer de unos cuarenta y cinco años limpiando la encimera.

— Buenos días de nuevo Ella. — La saluda Aarón y es evidente que es su ama de llaves.

— Buenos días doctor. — Se gira y nos sonríe amablemente a ambos. — Buenos días señorita Káiser, el desayuno está listo. — Le devuelvo la sonrisa.

— Gracias Ella y puedes llamarme Aisley solamente. — Su sonrisa es genuina, le ilumina la mirada y me cae bien inmediatamente.

Nos sentamos en la isla de la cocina y Ella nos sirve hot cakes, huevos, tocino, jugo de naranja natural y café; después de darle las gracias y desearnos buena mañana se retira.

— Esto es delicioso, casi tanto como lo que prepara Ángelo. — Digo después de unos bocados y Aarón suelta una carcajada.

— Vale, no le diré eso o no volverá a servirte nada de comer. — Ambos soltamos una carcajada y continuamos desayunando.

Cerca de treinta minutos después terminamos de desayunar y Aarón llama a Cane para decirle que vamos a salir.

— ¿A dónde vamos? — Pregunta Cane una vez que entramos a la cochera.

— Malibú. — Me adelanto a responder, Aarón pone los ojos en blanco, yo le sacó la lengua y Cane suelta una carcajada.

— Me gustas Aisley — Dice aun riéndose, pero Aarón le lanza una extraña mirada y Cane levanta ambas manos. — No en ese sentido, pero logra que hagas lo que ella quiera. Mientras estemos aquí te preguntaré a ti si vamos a salir. — Me guiña un ojo y yo suelto una carcajada.

Aarón y yo subimos a su Aston Martín, mientras Taylor y Cane suben al Audi Q7.

— ¿Vas a llevar mi enorme bolsa por mí? — Me inclino para darle un beso en la mejilla y sonríe.

— Ni lo pienses princesa. — Me acaricia la mejilla con ternura.

Cuarenta y cinco minutos después, al fin llegamos a Malibú,
Aunque Los Ángeles es una enorme ciudad, el tráfico es menor a Nueva York, que si es una completa locura.

— Vamos. — Cuando bajamos del auto, extiende su brazo y tomo su mano.

Es tan relajante poder salir sin tener a decenas de periodistas detrás de nosotros con miles de flashes y preguntas.

UN JUEGO DE SEDUCCIÓN. (TS #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora