CAPÍTULO 43.

974 73 2
                                    

Aisley.

Al día siguiente me levanto con las piernas un poco temblorosas y por suerte el dolor en la entrepierna se redujo considerablemente. Ayer estaba demasiado cansada como para elegir la ropa que usaría hoy por lo que abro las puertas de mi vestidor e intento elegir algo que ponerme. Luego de unos minutos me decido por un vestido guinda y tacones blancos. Al entrar a la ducha no puedo evitar recordar el día de ayer y quisiera tener de nuevo el gel de baño con olor a menta de Aarón, después de más o menos veinte minutos salgo del baño y cuando tomo mi celular para ver la hora comienzo a correr por toda la habitación, al despertarme no vi la hora y no me di cuenta de lo tarde que era.

¡Joder! Llegare después de las 9:10am al bufete.

Me visto y me maquillo lo más rápido posible, no es común en mi llegar tarde suficiente di que hablar el día de ayer, ahora van a pensar que por haberme acostado con el dueño del bufete puedo hacer lo que me plazca y más cotilleos es lo que menos necesito, ya fue suficiente por el día de ayer.

Cuando estaciono mi auto en el edificio son las 9:15am, por lo que me dirijo corriendo al ascensor y por suerte algunas personas comenzaban a subir, pero cuando yo lo hago puedo ver algunos rostros de fastidio y algunas miradas asesinas de la mayoría de las mujeres que se encuentran en el ascensor, intento ignorarlas hasta que una mujer que está detrás de mí me toca el hombro con el índice y me giro hacia ella.

— ¿Es verdad que estas cogiéndote al jefe? — Me pregunta en un tono burlón, aunque realmente suena como afirmación.

— Es algo que a ti no te importa. — Vuelvo a mirar al frente e intento ignorarla.

— Por supuesto. — Se ríe. — Lo mismo hizo con Susan. No te ilusiones demasiado, así son todos los hombres ricos y poderosos, pero además de eso Aarón Ivanova es guapo.

¿Susan? ¿Aarón se acostó con su antigua asistente? ¿Por qué renuncio?

— Y después del escándalo que armo Ninette Ivanova en la recepción, queda más que confirmado. — Pongo los ojos en blanco. — Típico, el dueño de una empresa cogiéndose a su pobre asistente, bueno, al menos no eres estúpida, pero es claro que vas tras su dinero. — Me giro para mirarla de nuevo y todas las miradas están encima de mí.

— No sabes de lo que hablas y no sabes quién soy yo.

— Claro que sé quién eres, una interesada. — Dice lentamente. — Solo vas detrás del dinero de Aarón Ivanova.

— No necesito su dinero, como te lo acabo de decir, no sabes quién soy. — Entonces las puertas del ascensor se abren y comienzo a caminar hacia mi escritorio, pero me jala bruscamente del brazo para que vuelva a mirarla.

— Eres una zorra ofrecida y, además, interesada; pero tengo que aceptar que estúpida no fuiste, no te conformaste con algún jefe de departamento, tú fuiste por la cabeza de todo el bufete, por el dueño, el soltero más codiciado y millonario de Nueva York.

— No sabes de lo que hablas. — Suelto una carcajada y las personas que hay en el último piso comienzan a mirarnos.

— ¿Y quién eres, según tú?

— Para comenzar tengo más educación de la que tienes tú. — La miro de arriba abajo. — Y por ello no voy a seguir hablando con una zorra de verdad. — Me giro, pero vuelve a jalarme del brazo.

— ¿Zorra yo? — Suelta una carcajada. — Al menos yo no estoy cogiéndome a mi jefe para poder llegar tarde. — Grita.

— No te conviene meterte conmigo, vas a perder. — Me acerco a ella y me suelta una bofetada que me hace girar el rostro, por supuesto no me quedo así y se la regreso aún más fuerte.

Pero justo en ese momento se escucha un portazo al final del pasillo y luego unos fuertes pasos, en cuestión de segundos todo el piso se queda en un completo silencio.

— ¿Qué carajo pasa aquí? — Dice una voz grave detrás de mí, alzando la voz.

— Nada. — Dice la zorra que hace unos segundos estaba insultándome.

— ¿Aisley? — Me giro para mirar a Aarón que abre los ojos un poco, pero disimula y me retira el cabello de la mejilla en la que esa zorra me dio una bofetada. — ¿Algo que decir señorita? — Fulmina con la mirada a la zorra, pero niega con la cabeza. Joder, Aarón realmente es intimidante. — Lo voy a decir una sola vez, a nadie debe de importarle lo que hago con mi vida personal y tampoco lo que la señorita Káiser haga con ella. Si nos acostamos o no es algo que a nadie le importa y si a alguien le molesta puede pasar a recursos humanos a firmar su renuncia, no quiero una sola palabra más al respecto. — Todos se quedan en silencio. — ¿Quedo claro? Y cuando Aisley dijo que no sabes quién es. — Se dirige a la zorra. — Es por qué no lo sabes y si yo fuera tú, la respetaría.

— Discúlpeme doctor, pero sé perfectamente que clase de mujer es. — Me mira de arriba abajo sin importarle que Aarón este fulminándola con la mirada. — Es una zorra interesada. — Dice lentamente y Aarón suelta una carcajada que deja con el ceño fruncido a más de uno.

— Aisley es hija de William Káiser, ¿Te suena? — Alza una ceja. — Dueño de la fundación Káiser, tiene tanto o más dinero en sus cuentas bancarias como yo, así que interesada no es. — Y la zorra se queda con la boca abierta. — El espectáculo se terminó señores todos a trabajar, y tú. — Señala a la zorra. — Puedes pasar a recursos humanos a firmar tu renuncia, le pediré a Heather que tenga lista tu liquidación.

— Pero doctor... — Comienza a decir, pero Aarón la interrumpe.

— Pero nada, no voy a permitir este tipo de escándalos en mi bufete y mucho menos la agresión, ¿Quedo claro? — Alza la voz y todos comienzan a asentir.

— ¿Y a su hermana si se lo permite? — Tiene el descaro de responderle.

— Tú lo has dicho, es mi hermana, tú aquí no eres nadie y te pido que te retires.

— Voy a demandarlo por despido injustificado. — Pero Aarón suelta una carcajada.

— Adelante, solo te recuerdo con quién estás hablando, ahora, retírate.

Pone la palma de su mano en mi espalda y comienza a caminar, por lo que me veo obligada a seguirlo bajo las miradas de muchas personas, una vez en su despacho cierra la puerta y hace que tome asiento.

— ¿Estás bien? — Pone la palma de la mano en mi mejilla y yo asiento. — Tienes la mejilla roja, va a terminar inflamada.

— No era necesario que dijeras todo eso. — Cierro los ojos.

— Si era necesario, no le permití a mi hermana armar un escándalo mucho menos a una empleada, independientemente que te haya golpeado a ti, no iba a permitir la agresión física en mi empresa. — Suspiro.

— ¿Y si te demanda? — Lo miro a los ojos.

— Como dije, sabe perfectamente con quién estaba hablando, una demanda tan estúpida como esa quizá no proceda. — Se encoge de hombros. — Lo siento, quizá no debí decir nada sobre tu padre.

— No importa, ya no pienso ocultar quien es mi padre. — Le sonrió. — Gracias.

— Ven aquí. — Abre los brazos y me pongo de pie para abrazarlo. — Lo siento, no quería que pasaras por esto. — Me da un beso en la frente.

— No te preocupes, te lo dije ayer, se perfectamente como sobrellevar todo esto. — Presionó mi mejilla contra su pecho, pero hago un ruido incomodo de dolor.

— Necesitas algo frío para la mejilla. — Se separa unos centímetros de mí para mirarme a la cara y niega con la cabeza, para luego inclinarse y darme un beso.

UN JUEGO DE SEDUCCIÓN. (TS #1)Where stories live. Discover now